Ganado: novillos de José Joaquín Moreno Silva, desiguales de presencia, serios y astifinos, encastados y difíciles. Unos más exigentes que otros, sobre todo cuarto y quinto. Los tres primeros, los más manejables, aplaudidos en el arrastre. El sexto, muy castigado en varas, acabó a la defensiva.

Paco Chaves: tres avisos antes de doblar el novillo y pitos, y bronca.

Miguel Hidalgo: silencio y tres avisos y pitos.

Antonio Rosales: silencio y ovación.

Cuadrillas: destacó Domingo Navarro por su buena colocación y eficacia.

Plaza: Las Ventas. La plaza casi se llenó en tarde espléndida.

En dos días tres astados vivos en Las Ventas. No hay precedentes en la historia de esta plaza. ¿Qué está pasando? La respuesta más a mano es que están toreando muchos recomendados, la mayoría de ellos incapaces. Aunque la corrida del domingo no tuvo nada que ver con la novillada de ayer, por el porcentaje muy bueno --cuatro de seis-- de toros embistiendo.

Paco Chaves se vio desbordado por el primero que tuvo quince o veinte arrancadas iniciales más que suficientes para haberle cortado una oreja. Pues se lo dejó vivo. Y con el cuarto, un animal ya con muchas complicaciones, aquello fue la guerra, y eso que se apoyó en todo momento en el peonaje. Chaves, desencajado, es posible que esté todavía corriendo.

Miguel Hidalgo tuvo cosas buenas en su primero, pero sueltas, sin rematar. Un novillo que se movió sin transmisión, soso, pero dejándose. Algún muletazo por el derecho tuvo su aquel, incluso los de pecho tuvieron cierta hondura, aunque en conjunto no pasó de lo que se dice un trasteo sólo correcto, frío. Con el quinto, novillo incierto y a la defensiva, perdió el muchacho los papeles. Algo incomprensible que sin apenas haberse dado coba con la muleta, después dejara pasar el tiempo hasta decidirse a atacar con la espada. Ni un pase y tres avisos, no se entiende.

DESAPERCIBIDO El único que medio salvó los muebles fue Antonio Rosales, pero más que nada por pasar desapercibido. No estuvo tan mal, pero ni bien. Pegó pases al tercer sin decir nada. Y se mostró sólo aparente en el parado y corto sexto. El público, que había empezado a desfilar a partir del quinto, seguro que se llevó un disgusto grande, mientras los novilleros tan frescos.