Nada que ver el José Tomás al filo de la navaja que se vio el pasado agosto en Málaga con el torero fácil del Corpus de Granada de este año ni, por supuesto, con el desigual de Córdoba. Cada tarde, un mundo. Cada crónica, un análisis. En cada corrida, dos toros, un planteamiento y una resolución, y siempre diferentes. De ahí que no sea bueno dar todo por válido dejándose cegar por modas o fenómenos. Ahí tienen Madrid. Dos tardes, dos caras. El 5-J, de alta dimensión artístico-técnica. El 15-J, de temeridad; no confundir con vergüenza torera. Jugarse la vida con inteligencia es consustancial a la Fiesta; autoinmolarse, no. La pureza, la verdad, el toreo total es el del JT del 5-J. Lo otro, claro, conmociona y pone a su autor a los pies de la muerte. Esa es su apuesta. Bien. Pero prefiero el arte a la tragedia, la técnica a la autocrucifixión.