Ganado: cinco toros de Gabriel Rojas y uno --el cuarto, lidiado como sobrero-- de Villamarta, aceptables de presentación aunque desiguales entre sí. Los titulares, nobles aunque medidos de fuerzas, y el sobrero, violento.

Juan Serrano ´Finito de Córdoba´: pinchazo hondo y cinco descabellos (ovación tras aviso); y tres pinchazos echándose el toro (ovación).

José Luis Moreno: tres pinchazos y una estocada caída (ovación); y estocada (una oreja).

César Jiménez: estocada y descabello (una oreja); y pinchazo y estocada baja y atravesada (ovación).

Cuadrillas: Vicente Yangüez ´El Chano´ y Luis Manuel Valverde saludaron tras parear al sexto.

Incidencias: al finalizar el paseíllo, se guardó un minuto de silencio al cumplirse 19 años de la mortal cogida de Francisco Rivera ´Paquirri´ en esta misma plaza.

Plaza: Pozoblanco. Media entrada.

Sólo dos orejas y ninguna puerta grande es noticia en la amable Pozoblanco. Aunque otra cosa hubiera sido si la terna hubiera acertado con la espada. Un fallo que en el caso de Moreno y César Jiménez dejó las cosas en su sitio y que, en cambio, privó a Finito de un triunfo que tenía ganado gracias a su acostumbrado fondo artístico y, lo que fue más importante, por un toreo muy arrebatado y fibroso en el complicado cuarto.

El Finito técnico, elegante y artista surgió en el que abrió plaza, un toro noble medido de fuerzas al que ejecutó una faena tan bien estructurada como ejecutada en función de la condición del animal. De primeras, y siempre al hilo del pitón para dejar que el animal se fuera para adelante, Finito lo templó por la derecha con mucha compostura y desahogo antes de someterlo, llevárselo atrás y ligar. Y por la izquierda, naturales redondos, sin obligar, pero de mucha carga estética; eso sí, sin la continuidad que no aportaba la cada vez más cansina embestida del animal. En cualquier caso, buen planteamiento y destellos sólo tapados al aperrearse con el descabello.

Pero la sorpresa, por ser una cara inusual de Finito, llegó en el cuarto. Después de que se devolviera el titular de Gabriel Rojas al que el torero apreció un defecto en la vista, saltó un sobrero de Villamarta que ya cantó sus complicaciones en los primeros tercios, echando la cara arriba. Todo apuntaba a unas meras probaturas, pero un par de voces desde el tendido exigiéndole al torero un mayor compromiso lo arrearon y le hicieron sacar la casta.

Picado en su amor propio, Finito se metió con el toro por ambos pitones, e incluso lo llevó largo en algunos pasajes mientras sorteaba los tornillazos del violento astado. Pero pudo el coraje del torero, que salió victorioso del desafío gracias a que lo llevó muy tapado. La emoción llegó pronto a los tendidos, así como el evidente esfuerzo del torero. Enrabietado, con fibra, pero siempre con mucha cabeza, planteó una labor que mantuvo alto interés y que quedó sin premio, dicho queda, por el fallo a espadas.

ACTUACIONES DESIGUALES

Tampoco Moreno se subió al triunfo, y eso que tuvo en primer lugar el toro más potable del encierro. Intercaló en una faena de muchos muletazos algún pasaje destacado, pero en conjunto le faltó acoplamiento. Hubo cantidad, pero también faltó fondo. Su labor fue más voluntariosa que conseguida, las más de las veces sin cuerpo y a ratos anodina, además de mal rematada con la espada. La oreja, en cambio, se la llevó del quinto, un toro que llegó muy apagado a la muleta después de recibir un fuerte puyazo. Estuvo el toreo templado, incluso sacando más series de las pensables, pero la emoción fue nula. Eso sí, a este lo mató de una estocada fulminante.

Y César Jiménez, variado con la capa, no pasó de discreto. En su primero, un toro con nervio que se defendía en los remates, lo muleteó por ambos pitones justificándose pero sin mayor relieve. Y en el sexto, algo descompuesto de embestida, tampoco él estuvo especialmente centrado. Ni toro ni torero llegaron a interesar.