Daniel Sancho es trasladado al penal de Surat Thani, un "oasis" en el atroz sistema carcelario de Tailandia

Un funcionario con la camiseta de la prisión de Samui arrimaba su atronante moto este mediodía al periodista apostado a sus puertas dando fe de las visitas. “¡Daniel Surat Thani! ¡Daniel Surat Thani!”, gritaba con el desahogo del fin de una condena, no la del español, sino la del personal penitenciario que durante un año ha sufrido la presencia masiva de prensa en este sereno paraje.

Daniel Sancho partía esta tarde de la que ha sido su casa durante un año hacia la prisión de Surat Thani, la mejor carta de la baraja, que le alojará hasta que sean resueltos sus recursos y reciba otro destino, seguro que más hostil. Sancho cubrió los 120 kilómetros que las separan en furgón policial y ferry, y pernoctó por primera vez en el presidio continental. El traslado fue súbito. El director del penal de Samui había aclarado en la víspera que esperaba la “inminente” orden de traslado.

24 horas después

Por “inminente” se entendían días y fueron apenas 24 horas, las transcurridas desde la lectura de la sentencia que le condenaba a cadena perpetua y, por ello, imposibilitaba su estancia en una cárcel para reos con sentencias menores a 15 años. Sancho había solicitado al magistrado quedarse en Samui y Samui se lo sacó de encima. “Es un asunto mediático y turístico, los periodistas informando sobre un asesino no daban buena imagen y Samui es el tercer destino turístico de Tailandia. De ahí esa rapidez”, explica Javier Casado, director de Fundación +34, una organización que auxilia a reos españoles en todo el mundo.

El penal de Samui vivió su última mañana agitada. Hasta ahí llegaron Rodolfo Sancho, padre del condenado, su equipo de letrados y su madre, Silvia Bronchalo, siempre en solitario. A algunos les cogió por sorpresa el traslado de Daniel a pesar de haber hablado con él horas antes.

Cárcel nueva

La cárcel de Surat Thani contaba con todos los números para alojar al condenado. Pero no se trata de la vetusta, descrita tercamente estos días en la prensa como un infierno, sino la nueva. Es la Prisión Central de Surat Thani, abierta el pasado año, un oasis en el atroz paisaje penitenciario tailandés. La noticia alivió a los allegados de Sancho. En la vieja, el millar y pico de internos doblaba su teórica capacidad. En la nueva, los 4.500 no la alcanzan. Abrió para desahogar la red penitenciaria y lavarle la cara.

En sus redes sociales se presenta como un penal moderno y respetuoso con sus internos. Sancho, además, ocupará un módulo de preventivos, mejor ventilado y con menor densidad de reos que los que alojan a los condenados en firme. Casado enumera otras ventajas de los preventivos: están dispensados de los talleres de trabajo, disponen de más tiempo libre, las visitas familiares se alargan a los 40 minutos y pueden comprar más comida. También podrá Sancho perseverar con el yoga y el muay thai que le han aligerado el encierro en Samui.

"Ha tenido suerte"

Las celdas, calcula, permiten una treintena de presos sin apreturas. “Tendrá colchoneta y espacio para extenderla. En Bang Kwang –la temible cárcel de Bangkok– también disponen de colchoneta pero no caben. Es como plantar una sombrilla en una playa atiborrada”, razona. Y concluye: “Ha tenido mucha suerte de que Surat Thani abriera esa cárcel un año atrás. Muchísima suerte”.

Ahí permanecerá mientras se resuelven los recursos frente al Tribunal de Apelación y el Tribunal Supremo. Serán dos años con suerte. A Artur Segarra, pionero español del asesinato y despiece en Tailandia, se los tumbaron en año y medio. Los pronósticos sobre el traslado de presos son complicados por el margen de discrecionalidad. Quizá pasará Sancho a los módulos de condenados en firme. O quizá acabará en Bang Kwang, el “Gran Tigre” que devora a sus inquilinos. Casado apuesta por la segunda. “Es el destino de todos los extranjeros con condenas largas, solo los ancianos o los que tienen serios problemas de salud son eximidos”, revela. En Bang Kwang acabaría la suerte de Sancho por el sistema penitenciario tailandés.