Investigación

Retrasado el juicio contra Rafael Amargo, que denuncia que la policía "colocó cosas" en su piso

El bailarín se mostró "tranquilo" en su llegada a la Audiencia Provincial de Madrid y se reafirmó en que "nunca" pactará con la Fiscalía porque es inocente: sostiene que él es consumidor y no vendedor de drogas

Suspendido el juicio contra Rafael Amargo, acusado de narcotráfico

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Alberto Muñoz

Visiblemente emocionado, apretándose los ojos y con la mirada gacha, Rafael Amargo ha escuchado este mediodía la decisión del juez de retrasar 'sine die' el juicio contra él en la Audiencia Provincial de Madrid por presuntos delitos de tráfico de drogas y organización criminal. El magistrado ha tomado esta decisión después de que otro de los acusados, Eduardo de los Santos, adujera la pérdida de confianza en su abogado por "tercera o cuarta vez", según le reprochó el juez, en un procedimiento que lleva en marcha más de dos años.

A la salida del juzgado, sin embargo, el hartazgo del artista convirtió el largo suspiro que emitió en el banquillo de los acusados en una acusación directa hacia la policía, de quien dice que “colocó cosas” en el piso de Malasaña en el que presuntamente traficaba con metanfetamina, entre otras drogas.

Una imagen que contrastó con la que mostró a su llegada a la Audiencia Provincial, a donde llegó alrededor de las 9 de la mañana con gesto serio, "tranquilo" y reafirmando su confianza en la Justicia. Tan seguro está el bailarín de poder demostrar su inocencia que tanto él como su abogado han vuelto a reafirmar que "nunca" llegarán a un pacto con la Fiscalía.

Desde que se inició el procedimiento, la defensa de Amargo ha sostenido que el artista es inocente y que las visitas a su domicilio de personas que entraban y salían con droga se debían a la drogadicción que padece, es decir, que él es consumidor y no vendedor de sustancias estupefacientes.

La investigación policial, sin embargo, sostiene que el tráfico de drogas que se producía dentro de la casa de Amargo en el barrio madrileño de Malasaña era “persistente”. De hecho, se llevó a cabo una vigilancia del apartamento que sirvió para constatar, según sostiene la acusación, “cómo acudían numerosas personas que, tras acceder al mismo y permanecer en el interior escasos minutos, salían nuevamente de manera apresurada”. Dos de esos presuntos compradores fueron interceptados por la policía, y, tras ser registrados, encontraron drogas que habrían sido adquiridas en el domicilio del bailarín, al que se le acusa de ser el “cabecilla” de la organización.

A modo de ejemplo, la Fiscalía relata que el 27 de abril de 2020, Manuel Ángel Batista, el tercero de los acusados y para quien pide seis años de prisión, fue sorprendido por la Policía cuando se disponía a entregar a un cliente, a cambio de 50 euros, una bolsita con sustancia que resultó ser metanfetamina. Una bolsita que, presuntamente, había recogido minutos antes en el domicilio de Amargo, “donde debía regresar para entregar el dinero”.

Detenido en Madrid

Amargo fue detenido el 1 de diciembre de 2020 junto a su pareja y otras dos personas frente a su domicilio en el marco de la operación Codax, que significa cuervo en latín y que se ha utilizado para dar nombre al operativo por una imagen publicada por Amargo en su cuenta de Instagram y en la que aparece con unas alas de esta especie de ave.

Tras declarar, los arrestados quedaron en libertad con medidas cautelares como la retirada del pasaporte, la prohibición de salir del territorio nacional y la obligación de acudir cada quince días al juzgado. Una decisión que, según ha vuelto a denunciar Amargo a la salida del juzgado, le está “costando la vida” y su carrera profesional, pues está lastrando sus oportunidades de trabajo tanto en España como en el extranjero.

Para él, la Fiscalía pide nueve años de prisión, los mismos que para Eduardo de los Santos, con el que habría actuado de forma “conjunta” para la compra y posterior distribución de la droga. En su relato, el fiscal relata que, durante los meses de abril y diciembre de 2020, ambos “se venían dedicando de manera concertada y persistente a la distribución de sustancias estupefacientes, entre otras metanfetamina, a terceras personas a cambio de dinero”.

Así, el bailarín supuestamente vendía las sustancias estupefacientes a las personas que acudían a su domicilio de Madrid y en otras “hacía llegar la sustancia al lugar donde el cliente indicaba para lo cual se valía de su hombre de confianza, el también acusado Manuel Ángel Batista, otro de los socios de Amargo, a sabiendas de lo que portaba, después de hacer la entrega correspondiente, regresaba al domicilio para entregarle el dinero obtenido con la venta".