El padre del legionario mallorquín muerto en Alicante: "Me mintieron desde el primer momento para tapar, no una imprudencia, sino una temeridad"

Tres oficiales y un sargento de la Legión son juzgados por la muerte del joven mallorquín Alejandro Jiménez, tras recibir un disparo durante unas maniobras. Su padre explica qué espera del juicio

Juan José Jiménez, padre del legionario mallorquín Alejandro Jiménez, fallecido de un disparo durante unas maniobras. | MANU MIELNIEZIUK

Juan José Jiménez, padre del legionario mallorquín Alejandro Jiménez, fallecido de un disparo durante unas maniobras. | MANU MIELNIEZIUK / Xavier Peris.

Juan José Jiménez (Madrid, 54 años) es un veterano piloto de helicópteros de Salvamento Marítimo. Durante veinte años estuvo destinado en Mallorca, y aquí nació su hijo Alejandro, que  falleció en 2019 tras recibir un disparo durante unas maniobras en el campo de entrenamiento de Agost (Alicante). Pese a que inicialmente se habló de un desgraciado accidente, la investigación de la Guardia Civil puso de manifiesto numerosas irregularidades y posteriores intentos de ocultarlas. Hoy el Tribunal Territorial Militar Segundo, con sede en Sevilla, acoge el juicio por la muerte de Alejandro Jiménez.

¿Qué espera del juicio que comienza la semana que viene?

Justicia. La muerte de mi hijo se podría haber evitado si hubieran hecho bien las cosas. Me mintieron desde el primer momento para tapar, no una imprudencia, sino una temeridad. A mi hijo no lo recuperaré, pero creo que es de ley que paguen por ello. Solo espero justicia.

La Guardia Civil empezó investigando a dieciséis personas, todos los que estaban en el campo de maniobras, pero la cifra de investigados se fue reduciendo y al final solo hay cuatro acusados. ¿Está de acuerdo?

Sí. La Guardia Civil detectó desde un primer momento circunstancias extrañas, e inicialmente investigó a todo el personal que estaba en ese momento con un arma. Conforme avanza la investigación van cribando y se descartan a todos los que no tenían nada que ver. Una vez que los especialistas de balística de la Guardia Civil confirman al 100% que el proyectil que mató a mi hijo salió del arma del sargento, ¿quién queda? El que pegó el tiro, el que miente, el que consintió que el sargento disparara pese a que no tenía que hacerlo, y el capitán que mandaba, que en lugar de estar allí estaba tomándose un café con un colega. Al final quedan el que usó el arma de una manera indebida y sus responsables.

Los familiares de Alejandro recurrieron para que el caso fuera juzgado por la justicia ordinaria y no por la justicia militar, ya que el Código de Justicia Militar no contempla el delito de homicidio. Su recurso fue desestimado y los procesados están acusados de delitos contra la eficacia del servicio, deslealtad o desobediencia a la autoridad. ¿Cree que es justo?

Le doy mil vueltas a la cabeza sobre esto, pero no he entrado a valorar si es justo o no. La justicia militar tiene aspectos en la que es más dura que la justicia civil, y en otros es más dura la justicia civil. Cuando termine el proceso en la justicia militar valoraremos la sentencia y tomaremos la decisión de si recurrimos ante el Supremo para pedir que se le aplique el Código Penal en lo que no contemple el Código Militar.


Es una puerta que mantiene abierta.

Sí. No creo que este hombre matara intencionadamente a mi hijo. Pero ellos lo plantean como un accidente y yo creo que hay un dolo eventual. El sargento tenía instrucciones de no disparar. Y cuando ya se ha ordenado el alto el fuego, que no tenía que disparar nadie, él sigue. Dispara en abanico sabiendo el peligro que entraña hacer eso con un arma de guerra y con personal a su alrededor. Le dio igual.

¿Por qué cree que lo hizo?

Porque es un inconsciente. Porque creía que podía hacer lo que le diera la gana, porque somos legionarios y aquí no pasa nada. Y su imprudencia, si se le puede llamar así, le costó la vida a mi hijo. Él no tenía que hacer uso de su arma en el ejercicio, y lo hizo. Y el teniente que tenía detrás se lo consintió. Y ya cuando se da el alto el fuego, que por eso estaba mi hijo rodilla en tierra con el arma rendida, él sigue haciendo fuego inventándose un nuevo enemigo y se puso a disparar en abanico, sabiendo que tenía gente alrededor. Y le dio a mi hijo. Por esto le digo que eso no es un accidente. Por eso pido dolo eventual, porque ese señor estaba con los legionarios para instruir y corregir, no para matar. Y si el que está de responsable de que todo el mundo cumpla las normas de seguridad es el primero que se salta las normas, tiene que pagar por ello. Y él se da cuenta de que le ha dado el tiro a mi hijo, porque siendo el que más complicado tenía llegar a donde estaba mi hijo, llegó el primero. Y sabe que le ha pegado el tiro a mi hijo porque esa misma noche su fusil se va al cuartel de Almería en vez de entregárselo a la Guardia Civil. La Guardia Civil tiene que pedir una orden judicial e ir al cuartel de Almería a por las armas que el capitán ha quitado de en medio esa misma noche. Cuando la Guardia Civil fue a por el arma, les tuvieron horas esperando en el control de accesos, que casi tuvo que ir el juez, porque no les dejaban entrar. Cuando haces todo eso es porque eres consciente desde el primer momento de lo que ha pasado allí.