Asaltos

“Me intentaron quemar vivo porque no se creían que no hubiera dinero en la casa”

Cuatro encapuchados que simulaban ser guardias civiles asaltaron, golpearon y dieron descargas eléctricas a un conocido empresario de la hostelería y amenazaron con secuestrar y torturar a su hijo de 20 meses

El chalet donde se produjo el violento asalto en la urbanización Torren en Conill de Bétera.

El chalet donde se produjo el violento asalto en la urbanización Torren en Conill de Bétera.

Durante dos eternas horas un conocido empresario valenciano del sector de la hostelería fue retenido, agredido y torturado en su chalet de Bétera la noche del 7 al 8 de diciembre, delante de su mujer embarazada, de su hijo de veinte meses y de una cuidadora. “Fueron extremadamente violentos, solo les faltó matarme”, confiesa el agredido a Levante-EMV, del grupo Prensa Ibérica, que tuvo que ser evacuado al Hospital Arnau de Vilanova con golpes en el rostro y numerosas costillas fracturadas.

Cuatro encapachados, que simularon ser agentes de la Guardia Civil, irrumpieron en la casa en el momento que entraba el empresario al creer que éste tenía una importante suma de dinero en una caja fuerte. No obstante, huyeron llevándose tan solo unos relojes y una medallita del bautizo del niño, conscientes de que pese a la violencia empleada y las amenazas -llegaron incluso a amenazar con llevarse al bebé y cortarle una oreja – los padres de éste seguían insistiendo en que allí no tenían dinero en metálico.

“Me intentaron quemar vivo porque no se creían que no hubiera dinero en la casa”, reconoce el empresario, a quien dieron varias descargas con un collar electrificado y una táser. Además, viendo que ésto no surtía efecto, y pensando que se seguía negando a decirles la ubicación de la caja fuerte, que el propietario asegura no tener, le rociaron con una bebida alcohólica de alta graduación que había en la casa y prendieron unas cerillas para amedrentarlo todavía más.

Los cuatro asaltantes, que todavía no han podido ser identificados, asaltaron la casa, situada en la urbanización Torre en Conill de Bétera aprovechando la entrada del hostelero. En ese momento estaba el bebé de 20 meses y la cuidadora de éste. Tras identificarse como guardias civiles y portando chalecos de este cuerpo policial, los atracadores tiraron al suelo al empresario y lo ataron de pies y manos. “En ese momento ya supe que ni mucho menos eran guardias”, reconoce.

Aunque desde el primer momento el hombre, de 53 años, les insistió en que no había dinero en la casa y que no suele llevar metálico encima, los asaltantes comenzaron a propinarle golpes y lo bajaron al sótano tras tirarlo por las escaleras.

Después de más de una hora retenido, llegó a la vivienda su mujer, que está embarazada. Tras taparle la cabeza la maniataron también y le amenazaron tanto a ella como con hacerle daño al bebé. “Ojalá hubiera tenido algo de dinero, nos hubiéramos evitado todo este padecimiento, pero no tenemos nada en casa”, argumenta el empresario.

Los asaltantes no desistieron hasta que, después de simular que se llevaban al niño de veinte meses para cortarle una oreja, y comprobar que la madre seguía asegurando que no había dinero en la casa, vieron que lo que decía era cierto. “Uno de ellos comentó: ‘Tío aquí no hay dinero, vámonos, la hemos cagado’”, recuerda el agredido que dijeron éstos.

Durante el asalto estuvieron al teléfono hablando con alguien, por lo que se sospecha que había un quinto miembro de la organización fuera esperando para huir. Tras escapar, el matrimonio logró soltarse las ataduras con la ayuda de su cuidadora y la mujer llamó al teléfono 112 alertando de lo ocurrido. Para que no pudieran perseguirles, los atracadores se llevaron las llaves de los vehículos.

Una ambulancia trasladó al empresario al Hospital Arnau de Vilanova con el rostro lleno de golpes y fracturas en las costillas. De igual modo otra ambulancia evacuó a la mujer, que quedó en observación por su embarazo.

El equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Llíria investiga el asalto y trata de identificar a los presuntos autores. En la vivienda se tomaron muestras de ADN y se han comprobado las cámaras de seguridad de la urbanización para establecer el recorrido que hicieron al escapar.