Juicio

El fiscal reclama cinco años y medio de prisión para un traficante de tortugas protegidas

El acusado no solo intentó entrar por el aeropuerto de Barcelona 72 especies protegidas, sino que guardaba en una finca animales exóticos, desde pitones, galápagos de Florida y cocodrilos de Siam

Ejemplar de la tortuga gigante Aldabra.

Ejemplar de la tortuga gigante Aldabra.

Intentó introducir ilegalmente por el aeropuerto de Barcelona 72 tortugas vivas de la especie gigante Aldabra procedentes de las Islas Seychelles con la intención de traficar con ellas. Pero fue descubierto por la Guardia Civil. Las escondía en su equipaje de mano. Al estirar del hilo, los investigadores descubrieron que D. V. guardaba en una finca de Sant Vicenç de Moltalt más animales exóticos, como pitones australianas, un camaleón, galápagos de Florida y cocodrilos de Siam. En su escrito de acusación, al que ha tenido acceso El Periódico de Cataluña, la Sección de Media Ambiente de la Fiscalía de Barcelona solicita para esta persona un total de cinco años y medio de prisión y multa de 350.000 euros por contrabando de fauna protegida e integración en grupo criminal. Los otros dos acusados, a los que se reclama ocho meses de prisión y multa, son su mujer y su suegro.

D. V., de nacionalidad italiana, salió de la terminal 1 del aeropuerto de El Prat sobre las 10.30 del 5 de abril del 2019. Llegaba de las islas Seychelles. Accedió al canal verde por el que pasan las personas que no tienen nada que declarar, pero un guardia civil le paró y le conminó que abriera el equipaje de mano. El agente descubrió en su interior 72 tortugas gigantes Aldabra. Su intención, destaca la fiscalía, era traficar con ellas, “sin estar en posesión ni poder obtener ningún permiso de importación, exportación o de tenencia que pudieran amparar legalmente” su posesión y su posterior comercio, conforme establece las convenciones internacionales sobre el comercio de especies amenazadas o el reglamento de Comunidad Europea.

El fiscal subraya que el acusado, debido a que esos animales que poseía habían sido obtenidos de manera ilícita en su país de origen, no podía obtener nunca documentación alguna que amparara su importación y posesión legal. Las tortugas confiscadas tenían un valor de 112.200 euros y fueron trasladadas al Zoo y al Centro de Recuperación de Anfibios y Reptiles de Catalunya en Masquefa. Después, debido al aumento de su tamaño, fueron repartidos por España en varias reservas y recintos.

Terrarios y animales exóticos

Pero, en opinión de la acusación pública, D. V. se venía dedicándose desde el 2011 a la tenencia y venta de animales exóticos desde su domicilio en Sant Vicenç de Montalt y “otros lugares no determinados”. Principalmente eran reptiles. Y sin cumplimiento de los requisitos legales para su posesión y comercio, “obteniendo importantes beneficios”, sostiene. Antes de que se le descubriera ya había viajado en siete ocasiones a las Seychelles, cinco a Sri Lanka, tres a El Cairo (Egipto) y otras tres a las Islas Mauricio, habiendo introducido en España reptiles exótico para venderlos.

El acusado guardaba esos animales en una finca que había alquilado a su suegro, también imputado, en Sant Vicenç de Montalt. En dicho lugar, los acusados estaban acondicionando un cobertizo y se hallaron 27 terrarios vacíos, con 19 focos y un congelador con ocho kilos de pollitos para poder alimentar a los animales. En la misma entrada y registro se localizaron ejemplares de tortugas espolones, el camaleón, las pitones y el resto de animales exóticos intervenidos. Ninguno tenía marcado o microchipado para garantizar su identificación legal. La fiscalía apunta que estos acusados contaban con la colaboración de la mujer de D.V, que abrió una página web en internet especializada en la comercialización de reptiles y anfibios.