La investigación sobre la muerte fingida de Paul Wouter, la identidad que el brasileño Sergio Roberto de Carvalho usaba en España hasta su procesamiento en Galicia por un alijo de cocaína, ya se instruye en Marbella, ciudad en la que el capo logró formalizar su fallecimiento y esquivar una condena segura.

El caso ha llegado a la Costa del Sol antes de que la extradición se haya resuelto. Con varios países reclamándole, sobre todo el suyo, sigue preso en Hungría, donde fue detenido en junio como Guillermo Flores y desde donde sigue a distancia la reactivación del proceso judicial del Titán III. Este es el nombre del remolcador gallego interceptado en 2018 en el Atlántico con 1,7 toneladas de cocaína y por el que 14 personas ya han sido condenadas a penas de entre 3 y 12 años de prisión. Aunque el fiscal pidió en su día para el alter ego de Carvalho 13 años de cárcel, su procesamiento se cerró en falso cuando el abogado del traficante presentó en la Audiencia de Pontevedra un certificado de defunción y documentos de su incineración que, pese a las sospechas, se dieron por válidos. Según ese certificado, Wouter, que se movía por Europa con un pasaporte de curso legal de Surinam, fue declarado muerto las 10.50 horas del 29 de agosto de 2020 en un piso de la calle San Juan Bosco de Marbella, ciudad en la que fue detenido dos años antes por el alijo de cocaína. Entonces vivía en Villa Blanca, una exclusiva mansión de la Urbanización Capanes del Golf, en Benahavís.

El caso ha renacido precisamente en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra que juzgó el caso Titán. Tras conocerse la detención del narco en Budapest, la sala ordenó deducir testimonio a las siete personas que la Policía Nacional ya tenía señaladas como posibles cómplices de una muerte de mentira. Además del Mayor Carvalho, como lo conocen en Brasil desde su expulsión de la Policía Militar por corrupto, los implicados en esta trama serían el médico especialista en estética de Marbella que supuestamente firmó el certificado de defunción; un amigo personal de Sergio Roberto que hizo de testigo del óbito y realizó las posteriores gestiones en el Registro Civil; dos trabajadores de la funeraria que cubrió el servicio; y otros tres empleados del crematorio de Marbella. Posteriormente, el procedimiento se remitió a la Oficina de Registro y Reparto de Vigo, desde donde lo derivaron al Juzgado de Instrucción número 2 de esta ciudad. Pero, al haberse producido los hechos en la provincia de Málaga, este se inhibió y envió la causa ala Oficina de Registro y Reparto de Marbella, cuyos responsables ya han encargado la instrucción al Juzgado número 2 de esta ciudad. Según fuentes judiciales, el siguiente paso será fijar las fechas de las declaraciones de los investigados, algo que seguramente no ocurrirá antes de que finalice este año.

La investigación sobre la muerte fingida del capo ha recaído en el Juzgado de Instrucción número 2 de Marbella, ciudad en la que formalizó su fallecimiento para evitar una condena en Galicia

En principio, la investigación gira en torno a un delito de falsedad de documento público, aunque no se puede descartar que se añadan más infracciones penales a medida que avance el proceso judicial. Una de las cuestiones que el proceso quiere aclarar es la cantidad de dinero que los implicados habrían recibido a cambio de facilitar una vía de escape a Carvalho, un objetivo policial de primer nivel al que se le atribuye la capacidad de introducir 45 toneladas de cocaína al año en Europa.