Diego Méndez, el chico de 22 años que está en una silla de ruedas como consecuencia de un accidente laboral ocurrido el pasado mayo en Alicante, ratificó este martes ante la magistrada que instruye las diligencias abiertas por este caso que el siniestro se produjo mientras se encontraba colocando unas bridas para una instalación de aire acondicionado encaramado en una escalera de tijera que se cerró y sobre la que impactó su cuerpo.

 El golpe le provocó una fractura de vértebra con invasión medular que le ha dejado prácticamente sin movilidad de cintura para abajo, con fuertes dolores neuropáticos y con incontinencia urinaria y fecal.  

Tras ser operado de urgencia en Alicante, una intervención cuyo coste ha valorado Sanidad en más de 11.000 euros, fue trasladado al Hospital de Parapléjicos de Toledo, en el que permanece desde finales del pasado junio y desde donde realizó la declaración por videoconferencia.

Diego relató que trabajaba sin contrato para Enrique C., un instalador de aire acondicionado que fue detenido junto a su pareja por estos hechos y quien le pagaba unos treinta euros por jornada. Agregó, a preguntas de la magistrada, que no recibió ningún tipo de formación en riesgos laborales y que carecía de experiencia en instalación de refrigeración, lo que le hizo saber a su empleador y a lo que este le respondió que no importaba porque le necesitaba como ayudante.

No obstante, cuando se produjo el siniestro, sobre las 10.30 horas del 16 mayo, Diego se encontraba solo subido a una escalera de tijera que, siguiendo las indicaciones de su jefe, había colocado a su vez sobre otra escalera de obra, según precisó. 

Tras el impacto, al comprobar que las piernas no le respondían, Diego comenzó a gritar pidiendo ayuda. «Cuando llegó mi patrón me dio un masaje con mentol en la espalda y me insistía en que me pusiera de pie. Al ver que no podía me cargó en brazos para llevarme hasta el coche». 

Un punto, el del a todas luces indebido traslado de un lesionado, en el que el joven no pudo ser más gráfico al explicar que le llevó como cuando en las películas el novio coge a recién casada para atravesar el umbral de casa. A preguntas de su abogado, la víctima explicó que en ningún momento su patrón hizo intención de llamar a una ambulancia, lo que los investigadores interpretan como un intento de ocultar un accidente laboral que Enrique C. le pidió que maquillara como doméstico. 

Diego explicó a la magistrada que al principio lo hizo porque su jefe le dijo que «se iba a ocupar de todo» pero que cuando vio que lo dejó en manos del celador del hospital y se desentendió, «conté lo que de verdad había sucedido». 

La magistrada se interesó por su situación en España de este venezolano, donde solo cuenta con un amigo, y por sus recursos. «No tengo nada», respondió.