"Se considera a J.T. culpable del delito de detención ilegal sin razón de paradero". Junio. 2013. Sentencia de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Almería: "Sin que conste exactamente el modo aunque, en todo caso, empleando la violencia, J.T. retuvo a Juan Antonio Sánchez contra su voluntad y, con igual violencia, se hizo con su coche y con los objetos que portaba".

Lo acechó cuando salió de una discoteca, lo siguió hasta el coche y lo hizo desaparecer. Frío, hermético, callado. Hace nueve años que cumple condena. "¿Qué hizo la madrugada del 20 de diciembre de 2009 con el cuerpo de Juan Antonio Sánchez?". Guarda silencio, se cierra en banda.

No hay cuerpo, pero sí delito. "Nos los arrebataron aquella noche. Esperanzas no tenemos ninguna, está claro que lo mató, pero necesitamos encontrarlo, enterrarlo", lamenta la cuñada de Juan Antonio, Maribel. "Rogamos que encuentren la forma de hacerle hablar".

Uno de los mayores hobbies de Juan Antonio Sánchez era viajar. Cedida por la familia a CASO ABIERTO.

Diciembre, trece años atrás

Tenía 38 años, trabajo estable, la vida tranquila y una buena relación familiar. Juan Antonio vivía en El Ejido, pero había quedado para comer con unos amigos en Almería. "Era sábado 19 de diciembre", recuerda Maribel. "Cuando terminaron, algunos se fueron porque vivían en Granada. Él se quedó, con dos amigas, y salieron al pub de la zona residencial Oliveros, un local de ambiente, Juan Antonio era homosexual". Sobre las dos de la madrugada decidió irse, reconstruye su cuñada, "al día siguiente había quedado con otros amigos para comer".

Se despidió de las chicas, salió del pub y caminó hacia su coche. Estaba cerca, a unos 200 o 300 metros. No volvieron a verle más.

Lunes: Juan Antonio no está

"¿Tu hermano está bien? No ha avisado, el teléfono está apagado y no ha venido a trabajar". La llamada irrumpió el lunes. "Él trabajaba en una asesoría inmobiliaria. Era cumplidor, puntual, responsable…", describe su cuñada. "Ahí empezó la búsqueda". Se encendieron las alarmas, en alerta desde entonces. Trece años después no han dejado de buscar.

Primeros carteles con la alerta por la desaparición de Juan Antonio Sánchez.

"Yo vi su coche ayer, lo conducía un marroquí", dijo una amiga de la familia

"Llamamos a todo su entorno", recuerda. Una amiga de la familia dio un dato: "vi su coche ayer, lo conducía un marroquí, me sorprendió, no iba él". No pintaba bien. "Los amigos, con los que había quedado para comer el domingo, dijeron que no había ido", reconstruye la mujer. "Fuimos directamente a la Policía Nacional".

No cogieron la denuncia. "Nos dijeron que, al tratarse de un adulto, de un hombre, tenían que pasar 72 horas". Insistieron, "él no haría esto, mira, que hay una persona que ha visto su coche…". Pese a todo, hasta el martes -desapareció la madrugada del domingo- el protocolo no se activó.

Hombre, 38 años, gay, en un pub de ambiente, "¿saben si quedaba con gente esporádicamente?", preguntaron los agentes

Registraron la denuncia, crearon la ficha: varón, 38 años... "Nos preguntaron si tenía problemas familiares, psicológicos…", recuerda Maribel, "y dijeron que podía ser una marcha voluntaria". Sus familiares dijeron que no. "Imposible, era transparente, nos contaba todo. Estaba bien, feliz, no había motivos". Los agentes indagaron en su vida, sus relaciones.

Hombre, 38 años, gay, en un pub de ambiente, la investigación arrancó lenta. "¿Saben si quedaba con gente esporádicamente?", preguntaron los policías. "Nos llegaron a decir que 'podía haber sido un mal encuentro', porque como era homosexual…", lamenta Maribel. "Nos dolió. Quizá por eso no se le buscó igual", sentencia. "Insistimos, ha desaparecido una persona y lo ha hecho de manera involuntaria. Además, estamos seguros de que le han arrebatado la vida… Hay que buscarlo, ¿no?". 

Se solicitaron las grabaciones del último sitio en el que se sabía, a ciencia cierta, que Juan Antonio había estado: el pub Drácena, un local de ambiente de Almería. Los agentes descubrieron que alguien le acechaba. "Cuando vieron las imágenes, la policía conocía perfectamente al hombre que lo seguía por detrás".

J.T., un hombre de nacionalidad marroquí, ya conocido por provocar más de un altercado. Robos, menudeo y prostitución masculina completaban su historial. "En aquel momento tenía dos órdenes de expulsión de España, pero eso lo supimos después. En 2007 había sido acusado de la desaparición de otro chico, latinoamericano, pero este no tenía familiares aquí y no siguieron con el juicio". El foco se puso en él. Fue detenido, pero no hubo pruebas, quedó en libertad.

"¿Qué has hecho con el español?"

La investigación giró por completo, "se decretó el secreto de sumario", recuerda Maribel. "Esperábamos avances, encontrarlo". La esperanza se diluyó. Dos testimonios, que resultaron clave en sede judicial, volvieron a señalar al marroquí. Dos vecinos de la zona hablaban de un cortijo, en las afueras de la ciudad, "sobre las cuatro de la mañana", afirman, "llegó J.T. en un Audi A3 negro, un chico español conducía".

Maribel, sumario en mano, repasa lo que declararon entonces, "dicen que era de noche, que no veían la cara al español, pero con la descripción que dieron, que era bajito, que cojeaba un poco (Juan Antonio padecía una discapacidad reconocida del 47% que le impedía caminar con normalidad) supimos que era Juan Antonio, era él".

"Los vecinos del cortijo dicen que les tiró un paquete de Marlboro que había en la chaqueta y les dijo, tomad, fumad tabaco del español"

Cuentan que "estuvieron como cinco minutos allí, en el cortijo, y que se oía cómo el marroquí decía: 'los códigos, que me des los códigos de la tarjeta y que te subas al coche'", continúa. "Vieron como se subía al coche. A la media hora volvió ya él sólo con el Audi A3 y una chaqueta de cuero marrón. Dicen que la estuvo limpiando, que venía llena de sangre... Que, entonces, salieron a la puerta y le preguntaron qué había hecho con el español". Maribel, aún rota, continúa, "les tiró un paquete de Marlboro que había en la chaqueta y les dijo, 'tomad, fumad tabaco del español'".

Benjamín, mismo patrón

La declaración, las cámaras, los testigos, lo señalaron directamente. J.T. se convirtió en sospechoso principal. También su historial delictivo, la similitud con la desaparición dos años antes de Benjamín, un joven ecuatoriano cuyo paradero se desconoce, pero cuyas efectos personales aparecieron en casa del marroquí.

"Si lo hubieran metido en la cárcel por la primera, quizá Juan Antonio estaría aquí", lamenta Maribel.

Mismo modus operandi, apuntaron los agentes. Dos hombres, homosexuales y la presencia de J.T. que, según pruebas testificales, fue siempre la última persona que mantuvo contacto con ellos antes de desaparecer.

"Pedimos unir los dos casos. De Juan Antonio no se ha encontrado el vehículo, ni objetos personales, ni nada. Del otro chico no se encontró su cuerpo, pero J.T. tenía su documentación, sus gafas de sol, su móvil y su vehículo".

Juan Antonio en una foto cedida por su familia. A la dcha. J.T. en sede judicial.

El juicio arrancó el 15 de mayo de 2013, recuerda Maribel. El acusado lo negó todo. Fue condenado a 25 años y nueve meses de prisión. Diez años por cada una de las desapariciones, un año por un delito de hurto; un año y nueve meses por otro delito de falsificación de documento oficial y tres años de prisión más por un delito de robo con violencia.

Nada le hace hablar

Dolor, impotencia y rabia. "Lleva nueve años en prisión y no ha aclarado nunca nada sobre el paradero de ninguno", lamenta Maribel. "Cuando cumpla la mitad de la pena, si hay buen comportamiento, puede salir de permiso. Es desesperante saber que esa persona, con esos antecedentes, puede salir sin más".

Amigo, hijo, hermano -era el pequeño de seis- y cuñado perfecto. Sensible, bueno, empático... "Le encantaba viajar siempre estaba planeando algún viaje". El culpable no habla, ellos no hallan. Han buscado y rastreado sin descanso. Juan Antonio no está.