¿Propició la falta de conexión entre juzgados el parricidio de Sueca en el que un niño de 11 años fue asesinado por su padre? Es una pregunta que los observatorios de violencia de género deberán responder a partir del análisis del caso y la búsqueda de posibles fallos. Lo cierto es que había dos sentencias en apariencia contradictorias y lagunas de información.

José Antonio A. C., el hombre de 47 años que el domingo mató con un cuchillo a su hijo de 11 años en Sueca, fue condenado en firme por maltrato el 12 de agosto por un episodio ocurrido seis meses antes, en febrero, cuando respondió agarrando por el cuello y estampando contra la pared a su mujer en el momento en que le anunció que tenía la intención de separarse de él.

El parricida admitió los hechos, lo que comportó una sentencia penal de conformidad que le impuso 40 días de trabajos en favor de la comunidad, 16 meses sin poder usar o tener armas y 8 meses de alejamiento (de solo 200 metros) y prohibición de comunicación. En ese fallo no se aludió a las medidas civiles, porque dirimía una cuestión penal.

Por ello, la jueza que sustituía al titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Sueca -el de Primera Instancia e Instrucción número 4– dictó un auto previo para las medidas civiles: dejó la patria potestad sobre Jordi, entonces de 10 años, en manos de ambos, le dio la guarda y custodia a la madre y fijó una pensión alimenticia para el menor de 200 euros que debía pagar el padre. No habló de la vivienda ni fijó régimen de visitas, como cita expresamente en el auto. ¿Por qué? Porque ninguna de las partes lo solicitó.

La jurisdicción civil es rogatoria, lo que supone que el juez solo puede pronunciarse sobre lo que le piden, o bien la defensa, o el abogado de la denunciante o la Fiscalía (en este caso, de oficio, porque había un menor de por medio). Como es preceptivo, dio un plazo de 30 días para que cualquiera de esas partes iniciara el proceso civil que ajustara lo que faltaba por pedir.

Desconexión entre juzgados

La jueza de Violencia no lo sabía, pero ese proceso civil ya había comenzado. Un mes antes, en julio, los padres de Jordi habían planteado una demanda de divorcio de mutuo acuerdo con un convenio regulador de visitas provisional hasta que se dictara sentencia.

Ese proceso, abierto en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 5 de Sueca, con competencia en Familia, debía haberse paralizado en cuanto se abrió el proceso por maltrato, ya que los juzgados de Violencia sobre la Mujer centralizan tanto las decisiones penales como civiles.

Operadores jurídicos se preguntan por qué los abogados no comunicaron que había dos procesos paralelos

Sin embargo, como no existe interconexión entre los juzgados –salvo que los jueces o fiscales rastreen proactivamente posibles procedimientos paralelos tanto en penal como en civil– y ninguno de los abogados –no ha trascendido si el mismo representó a la madre en ambas jurisdicciones o no– advirtió a los jueces de que había dos procedimientos paralelos, la demanda de divorcio prosiguió su camino.

Así, la jueza de Familia, ajena a la condena por maltrato que paralizaba su causa y que debía haberla llevado a inhibirse en favor del de Violencia sobre la Mujer, dictó en septiembre, un mes después de la sentencia por violencia machista, el fallo sobre el divorcio en el que "ambos cónyuges ratificaron el convenio regulador presentado en julio que establecía la custodia compartida", informó ayer el TSJCV en un comunicado.

Jueces y fiscales expertos en violencia machista consultados ayer por Levante-EMV, medio que pertenece al mismo grupo editorial que este diario, ponen el acento en el hecho de que ninguno de los letrados involucrados en ambos procesos comunicase a los respectivos jueces la existencia del otro procedimiento. "No se explica que los abogados, que son quienes hablan, junto con el fiscal, a la hora de solicitar medidas penales y civiles no comunicaran ese hecho. Es bastante inhabitual. Lo normal es que se produzca justo lo contrario, que haya un fuerte interés en advertir que existe otro procedimiento para fundirlo y, normalmente, obtener mejores condiciones para la víctima".

Agentes de la Guardia Civil trabajan en el lugar de los hechos. Eduardo Ripoll

Medidas de mejora

Pero también es una realidad que no existe una conexión informativa entre los juzgados, y menos aún, en jurisdicciones distintas. Algunos admiten que imponer un sistema de alertas que informe a los de Violencia sobre la Mujer de procedimientos en civil y viceversa podría ser una buena solución, mientras que la mayoría apuesta por fórmulas más personales, como incluir en los protocolos que se inquiera a los abogados si existen otros procedimientos civiles para que lo comunique al juzgado que corresponda –es bastante habitual que el de maltrato se presente después de iniciada la separación, ya que muchos ataques machistas se derivan de esa decisión de la mujer– o que incluso sea la Fiscalía la responsable de esa comunicación.

"No estaría demás", argumentan algunas de las fuentes consultadas, "que esa gestión de cruce de datos se realizase a través de los decanatos, que centralizan la información de todos los juzgados".

En lo que sí hay acuerdo es en la necesidad de aumentar la interconexión y la comunicación, ya sea con alguno de esos sistemas o con una combinación de todos ellos. "Aún así", recuerda una jueza, "debemos tener claro que no se puede atribuir un asesinato a una única causa. Y que, siendo cierto que cuantas más medidas de prevención se adopten mejores resultados habrá, el auténtico responsable es quien decide matar y mata".

Lo mató justo antes de entregárselo a la madre

Tal como adelantó ayer Levante-EMV, la consternación reina desde ayer en Sueca, pero sobre todo en Cullera, tras el asesinato del niño de 11 años a manos de su padre en su casa de la capital de la Ribera Baixa, justo antes de entregárselo a su madre, natural del segundo municipio ribereño.

Este nuevo episodio de violencia vicaria, la que los hombres ejercen sobre los hijos para causar daño a las madres, se produjo, tal como adelantó ayer en exclusiva Levante-EMV, entre las 15.00 y las 15.30 horas en el número 3 de la calle Rafael Hervás, en Sueca, en la casa del presunto parricida, José Antonio A. C., de 47 años, durante el fin de semana que este tenía asignado judicialmente.

El niño había cumplido 11 años el viernes

Jordi era hijo único y el viernes había cumplido los 11 años. El viernes, el día de su cumpleaños, el pequeño se fue con su padre porque este fin de semana le tocaba estar con su progenitor, quien debía entregarlo de nuevo a su madre ayer, después de comer.

Dado que el maltratador no respondía a las llamadas, la mujer, cada vez más alarmada, se desplazó hasta la casa de él, en Sueca. Pese a llevar minutos llamando al timbre, nadie respondía. Su impaciencia y su miedo fueron creciendo por momentos. "La escuchamos que gritaba ‘¡Toni!, ¡Toni!’, el nombre de su exmarido. Y a continuación el del niño". Pero nadie respondió.

Desesperada y fuera de sí, llamó al 112 y pidió que alguien la ayudara. Instantes después llegaba la primera patrulla de la Guardia Civil de Sueca. Los agentes lograron entrar al interior, pero el crimen estaba consumado. Los guardias encontraron al niño fallecido, con varias heridas sangrantes infligidas con un cuchillo de mesa.

La madre tuvo que ser atendida de una crisis de ansiedad por el equipo médico SAMU desplazado al lugar, que acabó trasladándola al Hospital de La Ribera en una ambulancia para poder atenderla adecuadamente.

Mientras, el parricida fue esposado y llevado al cuartel de la Guardia Civil de Sueca, donde permanece detenido hasta que sea llevado, probablemente mañana por la mañana, ante la jueza que lleva el caso, la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Sueca, que ayer estaba en funciones de guardia.

Agentes de la Guardia Civil trabajan en el lugar de los hechos. Eduardo Ripoll

Riesgo "bajo" y amenazas de muerte

Aunque el riesgo policial apreciado tras la denuncia por maltrato presentada en agosto pasado ante la Guardia Civil había sido catalogado como "bajo", la realidad era otra. Los vecinos de José Antonio A. C. se confiesan destrozados. Una mujer que conocía al presunto parricida y la situación de la familia, no duda en romper el silencio: "Dijo que lo iba a matar y lo ha cumplido".

Hay consternación e incredulidad, pero sobre todo rabia. Y dolor. Como en casi todos los episodios de violencia vicaria, José Antonio A. C., Toni para los que le conocen, había anunciado, a su modo, lo que iba a hacer: "Dijo que le iba a dar a ella donde más le doliera y lo ha hecho", lamenta la misma vecina.

Y es esa rabia la que les empuja en las siguientes preguntas al aire: "¿Por qué no se ha tirado él por la ventana?" o "¿cómo se puede ser tan hijo de puta de matar a un niño?".

Repulsa por el salvaje asesinato de Jordi

El asesinato de Jordi, que cursaba 5º de Primaria en el colegio Unión Cristiana de Sueca, ha provocado comunicados de repulsa y rechazo por parte de los vecindarios de Sueca y Cullera, pero también de ambos ayuntamientos. El alcalde del segundo ya ha decretado dos días de duelo (hoy y mañana), ha condenado con dureza "este nuevo crimen machista" tras ofrecer su ayuda a la madre y ha previsto una concentración ante el consistorio para hoy a las 20.00 horas.

El de Sueca, por su parte, repudió lo ocurrido y también ha brindado su ayuda y apoyo a la madre, además de convocar de urgencia a la Junta de Gobierno para decidir hoy cuántos días de luto fijarán.

Ante la violencia machista, 016

El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia de género las 24 horas del día, todos los días del año. En este teléfono encontrarás la ayuda de especialistas en múltiples idiomas. Si tú o alguien que conoces es víctima de violencia física, psicológica, sexual, económica o de cualquier otra índole llama: el número no se queda registrado en la factura telefónica.

En caso de necesitar ayuda urgente, en el 112 los equipos de Emergencias te auxiliarán con rapidez.