El equipo del SAMU que atendió a Vera, la niña de 4 años fallecida como consecuencia de las heridas sufridas en el accidente del castillo hinchable de Mislata el pasado 4 de enero, trabajó incesantemente durante una hora para estabilizar a la pequeña y después, la cargó en la ambulancia y la trasladó a toda velocidad al hospital. Fue después, cuando dentro del área precintada por la Policía Nacional ya no quedaba nadie ajeno a la investigación y a los servicios de emergencia, cuando una agente del grupo de Homicidios reparó en que en el lugar donde había caído la pequeña, la sangre sobre las baldosas estaba "refregada".

El informe policial recoge que "esta mancha había sido limpiada por persona desconocida, a pesar de que toda la zona estaba delimitada y vallada por la Policía, con el fin de preservar el lugar de los hechos, y así realizar las pertinentes inspecciones oculares".

Y afirma que fue una "persona desconocida" porque los investigadores no han encontrado testigos del momento en que se realizó esa labor de limpieza que alteró la escena del siniestro. Pero, justo a continuación, la agente agrega que "la única persona que se encontraba presente en ese lugar, aparte de los indicativos policiales y sanitarios actuantes", era el dueño de la atracción, a quien identifica con nombre y apellidos.

Así, la agente describe que "interroga al mismo sobre qué persona había procedido a limpiar la sangre, respondiendo este ‘que la sangre había sido limpiada por personal del SAMU’", algo que no ocurre nunca, ya que la misión del equipo sanitario, obviamente, es atender y evacuar a los heridos con la mayor celeridad posible.

El informe de Homicidios recoge que, ante la respuesta del dueño de la atracción siniestrada, "la funcionaria actuante le informa que bajo ningún concepto se puede acceder a la zona delimitada por la policía y que tampoco se puede tocar ni mover nada de las atracciones objeto de inspección".

Peluches y flores por las víctimas en el lugar del siniestro. I. Cabanes

El hombre que ocultó la muñeca de Vera

El dueño es precisamente la persona a la que los padres de Vera señalan como el hombre "de unos 50 años y con un jersey de lana de tonos grises" que, en mitad del tumulto, "recogía con total tranquilidad una caja de color rosa que contenía una muñeca" para "ocultarla" en el "mostrador de la tómbola por su parte interior". Esa muñeca, que era de Vera, se le cayó a su padre cerca del lugar donde estaba la niña, cuando salió corriendo hacia la niña al ver el accidente.

Tal como ha publicado este diario, los padres también describieron a los investigadores que "este varón en ningún momento colaboró en las tareas de auxilio de los menores que pudieran encontrarse en el interior de la instalación". De hecho, a la única persona relacionada con la feria a quien los testigos recuerdan tratando de ayudar es a un joven de entre 17 y 20 años que, según 13 de los 16 testigos que han declarado ante la Policía, era la persona que se ocupaba del control de la atracción, recogiendo los tiques y vigilando los tiempos con un silbato. Ese empleado 'fantasma' no ha podido ser identificado porque el dueño de la atracción niega su existencia.

Tanto los padres de Vera como los de Cayetana, la otra menor de 8 años fallecida en el siniestro, han identificado y reconocido sin ningún género de dudas al propietario de la atracción a través de una imagen, tal como recoge el amplio atestado policial que ya está en poder de la jueza de Mislata desde hace más de una semana.

La atracción, bajo custodia

Tras el incidente de la sangre limpiada y para evitar posibles nuevas alteraciones, un coche patrulla de la Policía Nacional permaneció durante toda la noche siguiente custodiando el recinto, hasta que el día 5 por la mañana, los especialistas de la Policía Científica completaron la inspección ocular.

Después de eso, la jueza intervino judicialmente la atracción Humor Amarillo La Selva, que fue desmontada y transportada por su propietario, pero bajo supervisión de agentes de Homicidios, hasta las instalaciones de una empresa, donde permanece depositada y custodiada a disposición judicial.

El seguro cubre un máximo de 601.012 euros por siniestro

El castillo hinchable siniestrado, Humor Amarillo La Selva, está asegurado dentro de una póliza junto con otras cinco atracciones más, todas ellas del mismo dueño, y ese seguro de responsabilidad civil estaba en vigor en el momento del siniestro: había sido renovado el 10 de diciembre de 2021 y tiene validez hasta el próximo 10 de marzo.

Según la documentación aportada por el empresario a la Policía Nacional, la póliza contempla un máximo de indemnización por siniestro de 601.012,10 euros, pero el contrato "establece un sublímite para la cobertura de responsabilidad civil básica de 300.00Q euros por víctima".