Las diligencias están secretas. Ni un detalle puede trascender para evitar que la investigación sobre el asesinato de Javi Gómez, un valenciano afincado en Zaragoza que se dedicaba a vigilar un campo de cáñamo en la localidad de Pleitas, pueda dejar este crimen sin resolver. Pero ya han pasado 80 días y el equipo de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza sigue sin detener al responsable o responsables de esta muerte violenta. La séptima en investigación policial en lo que va de año en Aragón.

El hallazgo del cadáver se produjo en la mañana del sábado 2 de octubre junto a una acequia que discurre por el camino entre Pleitas y Bárboles. Parecía que el todoterreno en el que iba la víctima había sufrido un accidente al salirse de la vía, pero no era así puesto que tenía un disparo en la espalda. La voz de alerta la dio un ciclista que circulaba por ahí.

Rápidamente se trasladaron hasta ese lugar miembros del instituto armado que analizaron de forma concienzuda la escena del crimen. Rápidamente descartaron el siniestro vial y, por ende, que el disparo fuera un proyectil perdido.

Observaron que podía tratarse de una emboscada por cómo estaba el cadáver y los daños que presentaba el vehículo. Javi estaba sentado en el asiento del conductor y llevaba el cinturón puesto. Pese a esa posición, el disparo mortal le entró por la espalda, cerca del omoplato y la dirección del proyectil fue de arriba a abajo.

Esto hace pensar que la víctima podía estar girada ligeramente hacia el puesto del copiloto, donde la ventanilla estaba bajada y que hace entrever que estaba hablando con algún otro individuo y, por lo tanto, un sospechoso.

Un disparo que no se esperaba la víctima puesto que en ese momento de distracción, el autor apretó el gatillo, teniendo su ventanilla subida. Muestra de ello es que los cristales de la ventanilla aparecieron en el interior del vehículo.

Posteriormente el vehículo acabó en la acequia como si todo hubiera sido un accidente. De hecho, en la parte trasera del todoterreno llevaba una serie de herramientas que se precipitaron sobre la víctima. No murió de los traumatismos sino desangrado por las heridas que provocó el proyectil de caza empleado en este asesinato, tal y como adelantó EL PERIÓDICO DE ARAGÓN.

La hipótesis inicial era el robo de cáñamo en la plantación en la que Javier trabajaba, si bien el hecho de que este mantuviera una conversación con un individuo hace sospechar al instituto armado que víctima y autores pudieran conocerse. De ahí que una de las pruebas fundamentales para resolver el caso pueda estar en el análisis del teléfono móvil del fallecido.

Relevantes también son las declaraciones tomadas al dueño de la plantación, quien aseguró que no es la primera vez que intentan robar en el campo de cáñamo industrial que tiene en el término municipal de esta pequeña localidad de la comarca de la Ribera Alta en la que vive una treintena de personas. El día anterior de la muerte violenta hubo un intento de robo en un momento en el que se había recogido la cosecha y el cáñamo se estaba secando. De hecho, acudió el propietario junto a la Benemérita, ya que incluso se habían avistado una serie de furgonetas muy próximas al campo. La alerta saltó cuando la víctima vio que una de ellas se había adentrado en la plantación. Era de noche y no dieron con ellos.