Una pareja de 27 y 29 años, vecina de Torreblanca, ha sido detenida por la Policía Nacional por presuntos malos tratos a su bebé de tan solo dos meses. Agentes de la Policía Nacional han llevado a cabo el arresto, después de que el recién nacido ingresara en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital General de Castelló en estado grave. Según ha podido saber este diario, el pequeño presentaba lo que se conoce como el síndrome del niño zarandeado, el conjunto de lesiones cerebrales que se producen al sacudir vigorosamente a un bebé.

Según han confirmado desde el centro hospitalario castellonense, se mantiene activado el "protocolo de actuación y protección del menor ante el ingreso de un paciente pediátrico en la UCI en riesgo sociosanitario". Todo parece indicar que pese a su corta edad y a la gravedad de las lesiones sufridas, el pronóstico de la víctima es estable.

Los dos progenitores son de nacionalidad española y no tienen antecedentes previos relevantes --a excepción de un hurto que le figura a la madre--, según ha podido conocer este diario.

Tras su detención y traslado a las dependencias de la comisaría provincial de la Policía Nacional, ninguno de ellos quiso declarar y se acogieron a su derecho constitucional a no hacerlo.

Síndrome del niño zarandeado

Según explican los expertos, los músculos del cuello de un bebé son débiles e incapaces de sujetar bien la cabeza y su cerebro, más blando y con vasos sanguíneos más frágiles, es más vulnerable. Al zarandear al bebé, el cerebro golpea contra las paredes del cráneo produciendo inflamación o sangrado en el cerebro y sus envolturas, sangrado en la retina (parte posterior del ojo) y lesiones en la médula espinal a nivel del cuello. Menos de cinco segundos de zarandeo son suficientes para provocar un daño de esta gravedad.

Otros padres detenidos en Almassora

Cabe recordar que un bebé de 10 meses de edad falleció el pasado mes de septiembre en el Hospital General de Castelló como consecuencia de la brutal agresión sufrida supuestamente a manos de su padre, que ingresó en prisión, mientras que la madre acabó en un centro de menores. El caso se destapó cuando llevaron al niño al centro de salud, desde donde lo enviaron al citado centro hospitalario. Fueron los pediatras de este último quienes dieron la voz de alarma porque la gravísima lesión era impropia de un accidente y ya había un expediente por unos posibles malos tratos anteriores.

Los hechos sucedieron en una casa ubicada en la calle San Pere de Almassora, en la que residían los padres y el pequeño. El progenitor tenía 20 años de edad y una considerable discapacidad cognitiva, mientras que la madre dio a luz con 16.

En una ocasión anterior el niño llegó a urgencias con una fractura de húmero, que los padres atribuyeron a un accidente. Afirmaron, entonces, que los tres dormían en la misma cama y que uno de los adultos le habría provocado la rotura del brazo al aplastarlo sin darse cuenta.

Según confesarían más tarde, ante la Guardia Civil, el bebé no dejaba de llorar y el padre, en un arranque de ira, lo habría golpeado con fuerza contra los barrotes de la cuna, provocándole una fractura craneal con destrucción de centros neurológicos vitales.