El pasado 29 de abril por la mañana se divulgó un aspecto fundamental para intentar acotar qué pudo ocurrir con Tomás Gimeno, Olivia y Anna. Una de las cámaras de videovigilancia del puerto deportivo Marina Tenerife, en Santa Cruz de Tenerife, enfoca de forma directa al acceso al pantalán A. Minutos antes de las 21:30 horas, el padre de las niñas circulaba por la autovía de San Andrés y se desvió hacia la Dársena Pesquera de la capital tinerfeña. En ese momento, casi todas las plazas de aparcamiento estaban libres y el empresario tinerfeño decidió estacionar junto al embarcadero en el que tenía atracada su embarcación, Esquilón. Durante 20 minutos tuvo tiempo de hablar por teléfono y realizó diversos viajes entre el Audi A3 de color blanco y la lancha. Portaba diversos bolsos y bultos. El vigilante del recinto portuario se mantuvo firme en su declaración ante los investigadores de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil: Tomás Gimeno estaba solo. Y a las 21:50 horas salió a navegar con rumbo desconocido.

El capitán de Marina Tenerife, Enrique Alonso, aclaró que el padre de las menores regresó al puerto deportivo a las 23:30 horas. Después se subió en su turismo y buscó una estación de servicio que estuviera abierta. Halló una en la autovía de San Andrés, en las proximidades de María Jiménez. Allí compró un cargador de teléfono móvil y tabaco. Durante ese tiempo, su exmujer trató de hablar con él, pero no pudo. El empresario regresó a Marina Tenerife y acudió a la garita del vigilante, donde puso a cargar su terminal. En ese momento, el trabajador se percató de que estaba muy nervioso. Tampoco tenía a las niñas con él. Se hizo a la mar a las 00:30 horas.

La localización del cadáver de Olivia a mediodía de este jueves en el interior de una bolsa de deportes indica que, antes de llegar a Marina Tenerife, presuntamente mató a sus hijas, las introdujo en dichos complementos y las llevó a su lancha. Por ese motivo, el empleado de la empresa de seguridad privada no vio a nadie con él. Hace pocos días, una cámara con escáner y láser, que graba en 360 grados, grabó el acceso al pantalán A, con el objetivo de determinar el volumen y el peso de los bultos y bolsos llevados por el empresario hasta su barco, gracias a la comparación con las imágenes tomadas en la noche de los hechos. Tomás Gimeno, de 37 años, ha llevado una vida cómoda gracias al patrimonio de su familia, que le ha permitido disfrutar de muchas de sus aficiones. La ruptura de su matrimonio con Beatriz y que esta iniciara una nueva relación con otro hombre, de unos 60 años, no lo asumió bien. Ayer se confirmó que cometió el asesinato de, al menos, una de sus hijas.