César Román, el Rey del Cachopo, ha mantenido este martes su inocencia ante el jurado que decidirá si mató a Heidi Paz, a la que ha acusado de pertenecer a una banda de narcos compinchada con un comisario que le amenazó con pegarle un tiro, a la vez que ha asegurado que la Policía no ha investigado bien el caso.

"Lo he dicho un millón de veces. No pude ni matarla ni besarla", ha dicho durante una extensa declaración de más de cuatro horas en la que ha defendido su inocencia tajantemente y ha mostrando folios del sumario que tenía delante de sí y en la que solo se le ha quebrado la voz una vez, tras asegurar que no la mató en su piso ni la llevó en una maleta a una nave.

Ha relatado que vio a Heidi por última vez el 3 de agosto de 2018 y hablaron por última vez el día 5 de madrugada porque ella le llamó desde la plaza de Legazpi por si tomaban algo, a lo que él se negó. En este punto, se ha preguntado por qué nunca se ha llamado a declarar al amigo de Heidi que estaba con ella en ese momento. Ha expuesto que, como demuestran el GPS del taxi que cogió el 5 de mayo, la posición de su móvil y otras pruebas como que en su casa no se halló sangre, él no mató a Heidi ni la descuartizó ni quemó parte de sus pertenencias y sus prótesis mamarias.

De hecho, en su declaración se ha mostrado como víctima de la presunta víctima mortal -porque él duda de que el torso encontrado sea de Heidi- asegurando que ella le contó su verdadera vida tras romper su relación: había llegado de Honduras huyendo del jefe de una mara que se encaprichó con ella y acabó trabajando de prostituta y vendiendo droga, participando en la menos dos "vuelcos" o robos a narcos de cocaína.

Por eso, supone que un amigo de Heidi, al que ésta había pedidos prestados 9.000 euros, le llevó una vez desaparecida ella -el 13 de agosto- a una cita con un comisario de Policía que le preguntó por Heidi y al decirle que no sabía dónde estaba, le pidió a él "los doce kilos de droga" y le puso una pistola en la tripa, diciéndole que tenia 48 horas para encontrar el estupefaciente o le matarían a él y a los suyos. Este comisario le dijo, según el relato de Román, que "Heidi nunca había hecho algo así, pero mientras estaba con él hacía tonterías", motivo por el que él temió por su vida y decidió irse a Zaragoza.

Allí preguntó a unos conocidos de la Guardia Civil si se le buscaba oficialmente, y le aseguraron que no, al igual que su primer letrado en el caso, Javier Notivoli, que según ha relatado le dijo que no estaba en busca y captura y que, según se había publicado en prensa, el cuerpo encontrado en su nave del barrio madrileño de Usera no era el de Heidi Paz. Este dato es en el que se basa su defensa, mientras que la otra parte asegura que finalmente quedó demostrado, con una prueba de ADN, que el tronco era de Heidi Paz.

César Román ha completado la descripción de Heidi asegurando que era "posesiva" y que, tras conocerla porque ella era camarera en uno de su restaurantes, salieron en mayo y junio de 2018 pero ella le dejó el 20 de junio, a través de una nota manuscrita, porque había tenido un aborto espontáneo y no estaba bien en la relación. Luego siguieron siendo "amigos con derecho a roce" y ella cogía a veces su dinero.

También ha criticado a la madre de Heidi, Gloria, que según ha dicho no crio a su hija en Honduras ni la ayudó cuando la joven vino a España, y "solo hablaba con ella de dinero" porque era "interesada".

Aunque la crítica más agria ha sido para los investigadores: "No se ha querido investigar", "hay errores en la investigación y "no hay ni una sola prueba contra mí" son las frases que ha repetido. Ha llegado a asegurar, al ser preguntado por el motivo por el que no denunció las supuestas amenazas de un comisario, que los letrados de la familia de Heidi lo saben, ya que uno de ellos le amenazó de muerte en la cárcel "si decía el nombre de ese comisario", y ha sostenido que el letrado Ramón Fernández de Mera "está en la causa con muchísimo interés".

El juicio continuará este miércoles con la declaración de siete testigos, entre ellos la madre de Heidi.