Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia
La ciencia también es cosa de niñas: el desafío de romper con los estereotipos
Iniciativas como Enginy-era o Inspiring Girls combaten la brecha de género que existe en las estudios STEM e impulsan a las alumnas a perseguir su vocación

"Tenemos una increíble cantera de profesionales que nuestra sociedad no puede desaprovechar”, Marta Pérez, presidenta de Fundación Inspiring Girls. / ShutterStock
Basta con pasear un día por los pasillos de cualquier facultad de Ciencia y Tecnología de las decenas de universidades que alberga España para percatarse del desequilibrio existente. No hacen falta más que unos pocos minutos para comprobar que el número de estudiantes hombres es muy superior al de mujeres. Algo destacable teniendo en cuenta que el 57% de las personas matriculadas en la Universidad son alumnas. Por su puesto, este fenómeno no es único en nuestro país, sino que, en mayor o menor medida, es extrapolable al resto del mundo.
Los estudios conocidos como STEM, llamados así por sus siglas en inglés, son todos aquellos relacionados con la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. En una sociedad tan tecnologizada como la actual, estos grados universitarios se han vuelto muy populares y ha crecido su demanda. En un contexto de expansión tecnológica en el que cada día escuchamos noticias sobre Inteligencia Artificial, Big Data, energías renovables, criptomonedas… algunas organizaciones internacionales han identificado estos estudios como las “carreras del futuro”. Un futuro, al parecer, en el que la mujer corre el peligro de continuar invisibilizada.
De hecho, el panorama en los últimos años, lejos de mejorar, se ha vuelto más preocupante debido al crecimiento de la brecha de género en carreras STEM. Un estudio de Esade alertaba de que el porcentaje de chicas matriculadas en Informática ha descendido sustancialmente, pasando del 27% en 1990 al 13% en 2020. Lo mismo ocurre con Matemáticas, donde el porcentaje de alumnas pasa de representar la mitad de los matriculados a caer al 36%. Se observa una tendencia similar en el resto de carreras STEM, que en casi ningún caso la tasa de mujeres alcanza el 50%.
Pero, este escenario de masculinización de los estudios científicos y tecnológicos no solo afecta a la Universidad. De hecho, si ponemos la vista en la Formación Profesional en España, destaca que de todos los hombres matriculados, el 52% están en el ámbito STEM, frente al 7% de las mujeres.
Esta desigualdad en la educación de nuestro país, obviamente tiene su reflejo en el mundo profesional. Así, nos encontramos un mercado laboral en el que el porcentaje de mujeres que tiene una ocupación STEM es del 5,5%; mientras, que en el caso de los hombres la cifra se multiplica por 2,4, hasta el 13%.
“No existe un reconocimiento de la contribución de las mujeres al conocimiento y al progreso de la humanidad”
Con el fin de mitigar esta brecha de género, diferentes asociaciones e iniciativas trabajan cada día en entornos educativos diversos y buscan soluciones que igualen las oportunidades de niños y niñas. Sílvia Planella Oriol es fundadora, directora y formadora de Enginy-era, una entidad sin ánimo de lucro que trabaja por romper los estereotipos de género divulgando las STEM desde la infancia. Según esta ingeniera mecánica y arquitecta técnica hay muchas causas responsables de este fenómeno, pero sobre todo destaca cuatro factores que perpetúan estos estereotipos.

Los niños de entre 10 y 11 años tienen prácticamente el mismo interés por las STEM, pero en la edad de Secundaria, la distancia ya es mucho mayor. / Enginy-era
1- Una sociedad patriarcal
Por un lado, “se encuentra una sociedad liderada por hombres en la que los jefes de las empresas y los líderes de los estudios de investigación son varones”, afirma Planella. En la misma línea opina Marta Pérez Dorao, presidenta de Fundación Inspiring Girls -una iniciativa focalizada en aumentar la ambición profesional de las niñas en sectores menos feminizados como los STEM- que denuncia que en la sociedad actual “no existe un reconocimiento de la contribución de las mujeres al conocimiento y al progreso de la humanidad”.
2- Ámbito familiar
Por otro lado, se encuentra la familia que tiene un poder muy grande, pero puede ser tanto negativo como positivo. “Nosotras también nos dedicamos a formar a las familias para que comprendan cómo acompañar a sus hijos o hijas sin estereotipos, para que la educación no sea sexista”, señala Planella, que a su vez reconoce que para “enseñar tenemos que desaprender. Es necesario cambiar comportamientos e identificar los fallos”, algo que también se aplica ella misma a pesar de su formación en la materia.
3- Centros educativos
"Solo un 7,5% de apariciones de personajes en los libros de texto de secundaria son mujeres"
Varias experiencias desagradables en la escuela sembraron en Sílvia Planella ese sentimiento de querer combatir las injusticias que viven las niñas. Todo ello derivó en la creación de Enginy-era, que centra buena parte de sus esfuerzos en los centros educativos. “¿Cuántas profesoras técnicas o científicas tenemos en los colegios?, ¿cuántas referentes hay en los libros de texto? Según un estudio de la Universidad de Valencia, solo un 7,5% de apariciones de personajes en los libros de texto de secundaria son mujeres. ¿Cómo una chica se va a dedicar a la ingeniería si no ha visto ninguna?”, se pregunta.
Pérez Dorao coincide en la importancia de los ‘role models’ femeninos, que escasean en el sistema educativo actual. “Es importante que las niñas y también los niños descubran en sus libros ejemplos de grandes mujeres tecnólogas e inventoras, como Ada Lovelace o Hedy Lamarr, cuyos descubrimientos posibilitaron el Wifi y el Bluetooth; y que sepan que fueron mujeres las inventoras de la calefacción central (Alice Parker), el lavaplatos (Josephine Cochrane) o la impresión 3D en tejidos humanos, entre muchos otros.

Imagen de un taller organizado por Enginy-era dirigido a docentes para favorecer toma de conciencia de desigualdades y micromachismos que se dan en los institutos. / Enginy-era
4- Niñas con falta de confianza
“Las chicas tienen una gran falta de confianza en ellas mismas, una baja autopercepción de sus habilidades y todo esto acaba mermando su motivación”
Por último, el cuarto foco de actuación es el propio niño o niña, que se ve influido por este entorno. “Las chicas tienen una gran falta de confianza en ellas mismas, una baja autopercepción de sus habilidades y todo esto acaba mermando su motivación”, asegura Planella, que recuerda que un estudio de la revista Science reveló que a los 6 años las niñas comienzan a considerarse menos inteligentes que sus compañeros varones. En la misma línea apunta un estudio del BID realizado en Latinoamérica, que recoge que el 75% de todos los mensajes de autoburla publicados en redes sociales sobre matemáticas fueron publicados por niñas.
Este contexto lleva a las adolescentes a descartar los estudios de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. “Cuando los niños tienen entre 10 y 11 años tienen prácticamente el mismo interés por las STEM, concretamente un 75% ellos y un 72% ellas. En esa etapa existe cierta diferencia, pero cuando ponemos la vista en la edad de Secundaria, la distancia es mucho mayor. Estos datos reflejan que a medida que vamos creciendo estamos más influidos por estereotipos. Y esto no afecta solo a las chicas, también los chicos evitan algunas carreras porque las ven como para mujeres”, apunta la directora de Enginy-era.
Todos pierden
Diversos estudios y voces expertas en la materia coinciden en señalar las mismas causas de un problema que afecta a toda la sociedad actual y del futuro. Y es que, tal y como apunta Pérez Dorao, las primeras perjudicadas son las propias niñas y adolescentes, que debido a la presión de los estereotipos y etiquetas sexistas abandonan su vocación y descartan potenciales profesiones que les apasionan y que les harían felices el día de mañana. Pero, indirectamente todos y cada uno de nosotros sufrimos las consecuencias de este sistema patriarcal. “Las niñas de hoy, las mujeres del mañana, son el 50% del talento. Tenemos una increíble cantera de profesionales que nuestra sociedad no puede desaprovechar”, sentencia la presidenta de Inspiring Girls.
"Tenemos una increíble cantera de profesionales que nuestra sociedad no puede desaprovechar"
Las consecuencias de la falta de liderazgo femenino y la escasa contribución en los proyectos ya la estamos padeciendo en la actualidad y no cambiará si no se trabaja para remediarlo. “Algunas empresas han lanzado productos que han sido un fracaso por no tener en cuenta a la mujer. Por ejemplo, recuerdo que uno de los primeros relojes inteligentes que medía aspectos bilógicos se olvidó de la menstruación. Esto ocurre porque todo el equipo del proyecto son hombres y no se les pasó por la cabeza que una vez al mes la mujer tiene la regla”, relata Sílvia Planella como una anécdota que demuestra que no podemos desarrollar soluciones tecnológicas basadas solamente en la percepción masculina. Por ello, hace hincapié en la importancia de que los equipos de trabajo sean diversos en género, edad, disciplina, clase social…: “Las visiones diferentes alimentan el trabajo del equipo”.
Desde Enginy-era ofertan talleres, charlas y actividades sobre disciplinas STEM a través de los cuales los niños y niñas experimenten y aprendan de una forma divertida, práctica e interdisciplinaria, para que descubran las diferentes ramas de estas profesiones. Además de las acciones con niños y niñas también desarrollan “un programa de televisión que acerca a referentes femeninos” que explican su vida, sus estudios y su trayectoria. Al poco de poner en marcha el proyecto, se dieron cuenta de que influir en los pequeños no era suficiente y decidieron actuar en todo su entorno, con formaciones para la familia y también con docentes.
Un ejemplo para las niñas

Irene García Fernández, bióloga molecular de plantas: “La sociedad justa es un proyecto común, y eso debemos también enseñarlo y practicar con el ejemplo” / Inspiring Girls
Irene García Fernández es científica en el CSIC y colabora con Inspiring Girls “contando su experiencia personal y profesional e impartiendo talleres en diferentes centros educativos y dirigiendo visitas a sitios emblemáticos como la Casa de la Ciencia del CSIC en Sevilla o la Universidad de Sevilla”.
“Generalmente, los niños y niñas me escuchan con interés y educación y me suelen preguntar mucho sobre mi vida personal y mi trabajo, pues les resulta, sobre todo a los más pequeños, muy misterioso”, manifiesta García, que reconoce que lo que le llena de satisfacción es cuando al final de una actividad algún alumno le reconoce que quiere ser bióloga o biólogo.
"Últimamente prefiero que conozcan mujeres profesionales sin un éxito tan apabullante, más cercanas y más reales”
La doctora en Ciencias Biológicas remarca que es esencial que los estudiantes tengan ejemplos de mujeres de reconocido prestigio en el ámbito de la Ciencia y la Tecnología, pero puntualiza que a menudo se corre el riesgo de que estas referentes les parecen “inalcanzables” y puede “resultar contraproducente”. “Últimamente prefiero que conozcan mujeres profesionales sin un éxito tan apabullante, más cercanas y más reales”, matiza.
Además, García Fernández valora el trabajo que se viene desarrollando para educar en la igualdad, algo que se está logrando en entornos socioculturales altos. Sin embargo, señala que queda mucho trabajo por delante en medios desfavorecidos. Es por ello que, iniciativas como Inspiring Girls o Enginy-era se realizan de forma gratuita, intentando así que la clase social o los recursos económicos no sean un impedimento.
Con la mirada puesta en el futuro, la investigadora del CSIC es positiva. “El panorama está cambiando y percibo que las mujeres jóvenes tienen mucha más confianza en sus propias capacidades. Se han dado a conocer profesionales femeninas en casi todas las áreas de la ciencia y la tecnología, así como en el deporte y en otros aspectos sociales tradicionalmente ocupados por una mayoría masculina”, señala García, y recuerda que cuando ella era pequeña, en los años 70 una mujer no podía abrir una cuenta corriente sin el permiso de su marido.
"La sociedad justa es un proyecto común, y eso debemos también enseñarlo y practicar con el ejemplo"
Desde Inspiring Girls, Marta Pérez Doaro advierte de que para conseguir avanzar es indispensable que tanto mujeres como hombres, empresas, autoridades educativas, medios de difusión… se involucren para que las niñas tengan las herramientas y los recursos educativos necesarios que les ayuden a decidir su camino y construir su libertad.
En este sentido, Irene García anima a todas y cada una de las personas a construir un mundo mejor. “La sociedad justa es un proyecto común, y eso debemos también enseñarlo y practicar con el ejemplo”, sentencia.
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