CATÁSTROFE EN VALENCIA

El lodo arrasa un colegio en La Torre estrenado en septiembre tras años de barracones

El centro escolar de La Torre con capacidad para más de 300 fue abierto este septiembre tras años de reforma

Los maestros del CEIP Padre Manjón denuncian que el colegio ya abrió con muchísimas deficiencias

El aula de infantil donde se ve cuánto estaló el agua, anegando la clase e inutilizando la pizarra digital

El aula de infantil donde se ve cuánto estaló el agua, anegando la clase e inutilizando la pizarra digital / / C.Moreno

Claudio Moreno

Valencia

La Torre trabaja a destajo para recomponerse. El acceso a la zona cero desde València vive en economía de guerra. Los vecinos hacen cola en la parroquia para recoger leche, pan, latas de atún, cuchillas de afeitar. El dinero ha perdido su valor y los días de limpieza infinita empiezan a pesar. Quien tiene una casa baja sigue sacando lodo y quien vive en plantas más altas se reparte en brigadas; una de ellas sanea el colegio. 

El CEIP Padre Manjón se estrenó este septiembre con el nuevo curso escolar. Los alumnos y maestros de La Torre llevaban siete años funcionando en unos barracones instalados en los descampados de Sociópolis. En 2017 se desprendió el techo y tuvieron que mudarse a un centro –no tan– provisional. Mientras tanto la Conselleria ha invertido 3,7 millones en remodelar íntegramente la escuela con capacidad para más de 300 alumnos, respetando su fachada original. 2024 era el año de la ilusión: por fin tenían un centro digno y con olor a nuevo tras tantos años de espera. 

El patio ha terminado convertido en un lodazal

El patio ha terminado convertido en un lodazal / / C.Moreno

“Dos meses después de su apertura… Nos lo hemos encontrado devastado”, cuenta Alejandro, al frente de la empresa de limpieza. “El martes se quedaron tres trabajadoras atrapadas. Vieron sus coches flotando y alejándose. Durmieron en la parte de arriba”, continúa. “El mobiliario está destrozado y las clases están vacías. Se ha tenido que tirar todo. A nivel de limpieza la previsión es que el jueves esté listo”, asegura. 

Parece un plan cuanto menos aventurado. Muchas clases siguen teniendo lodo, alguna pared se ha resquebrajado, el patio es un auténtico lodazal. El acceso está impracticable. En las aulas de infantil o el comedor se ve la marca del agua a más de metro y medio de altura. 

El comedor del colegio de La Torre

El comedor del colegio de La Torre / / C.Moreno

Pero no solo eso. Algunos maestros cuentan a Levante-EMV que el centro ya abrió en septiembre con muchísimas deficiencias. Las puertas no abrían y las ventanas no cerraban, la conexión de internet funcionaba a ratos, el aire acondicionado goteaba, hacía caer losas o directamente no funcionaba. El comedor no estaba acabado y se servían con un catering externo. El gimnasio tampoco se había terminado. Hay dos aulas sin suelo. “Pero no solo eso, las aulas de infantil son un zulo. Hemos tardado mes y medio en solucionar las deficiencias. Han estado 7 años de reforma, se han gastado una millonada y nos han entregado un colegio sin terminar. Ahora vuelta a empezar con la Dana. Este colegio es un barrizal, no es higiénico. No estará listo en menos de un mes”, opinan los docentes. 

La fachada con un mural de Elías Taño

La fachada con un mural de Elías Taño / / C.Moreno

“Estamos hechos una mierda”

Más allá del Padre Manjón, los vecinos y vecinas de la Torre siguen con los ánimos por el suelo. “Estamos hechos una mierda”, resume Reme, vecina del garaje donde se hallaron siete cuerpos sin vida. “Lo hemos perdido todo y no sabemos si podremos recuperarlo. Además estamos escuchando que las ayudas son muy cortas. Veremos, pero de momento es imposible ser optimistas. 

Ángel vive en la Avenida Real de Madrid y tiene una pancarta colgada de su vivienda unifamiliar donde pone “Ayudas Ya”. Su casa está anegada, pero llora cuando piensa en los comercios del pueblo. El horno de enfrente. Las tres farmacias reventadas. Los bares. “Esto es un sinvivir, esa gente está en la encrucijada de reabrir dentro de unos meses o abandonar el negocio. Pido ayudas para ellos porque necesitarán hacer inversiones urgentes para salvar su medio de vida. Al final los vecinos dependemos de todos esos pequeños negocios”, reflexiona situando el foco fuera de lo evidente. 

Colas para recoger víveres

Colas para recoger víveres / / C.Moreno

Es decir: las muertes. Isabel Tortajada trabaja en el Sant Joan de Déu de València y coordina el reparto de alimentos en La Torre. Dice que se están encontrando a los vecinos muy impactados, en shock; ha habido mucho miedo y este sigue metido en el cuerpo. Pero de momento se lucha por sobrevivir sin lo más básico. “Estamos en una primera fase: ver si recuperas tu casa o reabres tu panadería; gestionar el paro o la hipoteca. Aún no hablamos de víctimas mortales, pero cuando todo esto pase habrá que ver cómo se gestiona el duelo. Se va a necesitar mucha ayuda para recobrar la salud mental”, cierra Tortajada.

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