Psicología
El desamor se vive casi como una muerte
Los expertos recuerdan que es necesario pasar el duelo en todas sus fases
Alba Prada Estévez
Los tiempos han cambiado y ahora las parejas no están juntas de por vida aunque tengan problemas. No obstante, lo cierto es que separarse es uno de los pasos más difíciles a los que una persona se puede enfrentar a lo largo de su vida. De hecho es, junto a una muerte, el golpe vital más duro de superar. Por ello, a veces, se trata de evitar todo lo posible el llegar hasta ese punto porque sabemos, sobre todo si se han compartido muchos años juntos, que el trance será complicado.
«El desamor se vive de manera muy parecida a una muerte. Es una pérdida en la que más que a la persona se extraña el lugar que ocupábamos en la vida de la pareja que ya no está, su reconocimiento como compañero y el amor que ya no se tiene. Además, la pareja tenía muchas funciones en el día a día que van a quedar vacías. Era la persona que estaba ahí al llegar a casa, que se ocupaba de determinadas tareas, con la que se compartían muchas rutinas cotidianas, que aunque a veces saturaban, dejarán un vacío», explica Nadia Peláez, psicóloga clínica en Santiago.
La experta explica que la separación implica muchos duelos y, por ello, muchos prefieren quedarse en la relación aunque sean infelices «con tal de no enfrentar el camino de pérdida aceptando cualquier condición que ni uno ni otro se merece», señala. Es común, agrega, que las personas no se sientan preparadas porque a los seres humanos «nos da miedo lo desconocido aunque en la vida no hay nada certero», apunta Nadia.
Sentimientos
Aunque dependa de cada caso y las reacciones emocionales sean muy diversas, la psicóloga asegura que antes o después va a aparecer el dolor. «También la tristeza, el enfado y la frustración por la pérdida de expectativas. Algunas personas pueden sentir vergüenza y sensación de fracaso», indica. Además, aclara que dependiendo de cada situación y de cómo haya sido la ruptura, siempre puede haber resentimiento, sensación de abandono o pérdida de autoestima. «No es lo mismo que uno tome la decisión de separarse o que la tome el otro».
Buscar apoyo
No siempre apetece en momentos así, pero, muchas veces, desahogarse con un amigo o familiar es una buena idea para sobrellevar el trance. Ahora bien, señala Nadia, «no todas las personas que forman parte del entorno son adecuadas para acompañar». Y es que la psicóloga recuerda que, a veces, se comparten amistades y esto puede afectar emocionalmente. Además, recalca que cada uno puede tomarse el tiempo que necesite antes de hablar. «Hay que evitar presionarse para hacerlo público. No existe la obligación de contarlo, cada uno habla cuando esté preparado».
"Hay que evitar presionarse para hacerlo público. No existe la obligación de contarlo, cada uno habla cuando esté preparado"
Separación amistosa
Nadia Peláez insiste en que no es necesario separarse mal. De hecho, dice, muchas veces no tiene que pasar algo grave para hacerlo, simplemente la relación se termina.
Para evitar una mala separación, la psicóloga aconseja tratar de mantener a raya sentimientos como la rabia y el resentimiento porque son emociones que pueden provocar rivalidad y deseos de dañar al otro. «Es importante manejarlos para evitar salir más perjudicados y alargar un proceso que provocará un desgaste que va a retrasar la superación y la construcción de una nueva etapa». Recuerda que siempre hay que quedarse con los buenos momentos y pensar que «el tiempo que funcionó mereció la pena».
De todas maneras, asegura, aunque exista intención de separarse de forma amistosa es inevitable que surjan desacuerdos y emociones que pueden crear tensiones y conflictos. «Es fácil caer en la rivalidad y si los miembros de la pareja se dejan llevar pueden llegar a situaciones muy perjudiciales para ambos y en las que se puede utilizar a los hijos como arma arrojadiza», señala.
"Es fácil caer en la rivalidad y si los miembros de la pareja se dejan llevar pueden llegar a situaciones muy perjudiciales para ambos y en las que se puede utilizar a los hijos como arma arrojadiza"
Hijos
Las separaciones son duras, y más cuando se tienen hijos. Y es que a nuestro dolor, se suma el de ellos y nunca es fácil comunicarles algo así. No queremos herirles ni destruir el núcleo familiar, pero a veces, no hay más remedio. A pesar de todo, la psicóloga insiste en que es un error decidir no separarse por los hijos. «No les hace ningún bien y menos si se les transmite que no lo hacemos por ellos. No pueden cargar con esa responsabilidad que no les corresponde», zanja.
La experta explica que también los hijos han de pasar por su propio duelo. «Hay que validar sus emociones y no decirles que no pasa nada porque sí pasa». Al final, los hijos lo que quieren es no perder su lugar y el amor de cada progenitor. «Si las cosas se hacen bien, si se sienten queridos con cada uno, si tienen su sitio y sus límites y si los ven a los dos, la separación no tiene que ser traumática para ellos». Es vital, insiste, «comunicarse con ellos e informarles, hacerles saber que van a mantener el vínculo con los dos».
Aceptar el duelo
La psicóloga señala también que, en una ruptura, más que aceptar la separación, lo que hay que aceptar es el proceso de duelo con todas sus fases. «Si bordeamos el duelo siempre va a quedar pendiente y puede aparecer en otras formas como por ejemplo en una depresión. En cambio, si nos permitimos vivirlo y lo reflexionamos puede ser un aprendizaje y una mejora personal que nos permitirá tener más recursos en un futuro».
En las relaciones, sobre todo si son largas, esmuy normal que existan altibajos, momentos de crisis que, con ganas y buenas intenciones, se pueden superar. «No hay que bajarse de una relación que puede ser salvable sin intentarlo y hay que estar dispuesto», indica Peláez.
Eso sí, hay otras veces en las que es absurdo tratar de salvarla porque todo evidencia que la relación está acabada. «Cuando se ha perdido el deseo de compartir la vida con el otro, ya no se disfruta de su presencia, no hay proyectos en común, se ha esfumado la complicidad y la realidad es que uno de los dos o los dos quieren dejar de estar con el otro, no tiene sentido salvarla», dice la experta.
El miedo y la culpa, reitera, todavía siguen frenando a algunas personas a poner fin a una relación. «Muchas personas, sobre todo en épocas anteriores, se quedaron ancladas en un matrimonio o una relación por los mandatos sociales o por la creencia de que tiene que durar toda la vida, renunciando a vivir la suya propia. Hoy en día estos motivos aún persisten, pero mucho menos».
De hecho, explica, hay algunas parejas que asisten a terapia precisamente para lograr separarse en un ámbito de contención «donde cada uno tiene que asumir sus propias emociones y para hacer bien el desarme de todo lo construido una vez que se ha luchado por mantener el vínculo».
- Estos son los tres pueblos de Córdoba que se congelarán esta semana
- ‘Batalla de restaurantes’: cuatro locales de Córdoba compiten ante Alberto Chicote por el mejor rabo de toro
- Cae en Écija una banda dedicada al tráfico de drogas con 25 detenidos y registros en Córdoba
- El director gerente del distrito Córdoba-Guadalquivir, Javier Fonseca, presenta su dimisión
- El posible fin de Muface ya cancela citas y operaciones de los funcionarios
- Córdoba se congela con mínimas bajo cero... y lo peor está por llegar
- Córdoba se congela de frío en una madrugada bajo cero que deja registros extremos
- Sadeco publica las normas del examen para las 176 plazas de peón y la distribución por aulas de los aspirantes