Tenerife

“No quiero vivir, no quiero que mi hijo viva”: arroja a su hijo por la borda en Tenerife

Uno de los pasajeros rescató al niño al pensar que todo había sido un accidente y se lo entregó de nuevo a la madre que lo volvió a tirar

“No quiero vivir, no quiero que mi hijo viva”: Arroja a su hijo por la borda en Tenerife.

“No quiero vivir, no quiero que mi hijo viva”: Arroja a su hijo por la borda en Tenerife. / LP/DLP

C. A. C.

Una mujer será juzgada la próxima semana en la Audiencia de Santa Cruz de Tenerife acusada de un delito de asesinato en grado de tentativa al arrojar en tres ocasiones al mar a su hijo desde una embarcación de recreo con la intención de matarlo.

La Fiscalía pide para esta mujer, con pasaporte de Mali, 12 años de internamiento en un centro psiquiátrico al considerar que en esos momentos padecía un brote psicótico que afectó totalmente a su capacidad de razonar y actuar.

La mujer se encontraba a bordo de un barco de recreo en alta mar, frente a la costa de Adeje, junto con su hijo menor de edad cuando en un momento dado se colocó en la proa y lo lanzó al agua, según se recoge en el escrito de calificación del Ministerio Público.

Uno de los pasajeros rescató al niño al pensar que todo había sido un accidente y se lo entregó de nuevo a la madre.

Pero poco después la acusada se acercó a la popa y se arrojó al mar con el menor en brazos, intentando esta vez ahogarlo presionando con sus manos la cabeza y sumergiéndolo durante unos segundos.

Gracias a la intervención del capitán y un pasajero que se lanzaron al agua consiguieron con esfuerzo arrebatar el hijo de las manos de su madre y subirlo a la embarcación.

Mientras, la mujer no dejaba de gritar en inglés: «No quiero vivir, no quiero que mi hijo viva», detalla la Fiscalía en su escrito.

Poco después, cuando el menor estaba siendo protegido por varios pasajeros, la madre lo agarró e intentó de nuevo arrojarse con él al agua.

Una vez más este intento de homicidio pudo ser impedido por varios pasajeros del barco, que tuvieron que agarrarla con fuerza.

El Ministerio Fiscal da por probado que en aquel momento la mujer sufría un trastorno mental que consistía en un brote psicótico con ideas delirantes, alucinaciones, juicio de realidad alterado y pensamientos obsesivos que afectaba totalmente a sus capacidades de razonar y actuar.

Por ello se decanta por internar a la acusada en un centro psiquiátrico en lugar de una prisión.