"Mueren más personas en el mundo aplastadas por una máquina de vending mientras compran un producto que por un ataque de tiburón" y también "mueren más personas en la playa porque les cae un coco en la cabeza que por un ataque de tiburón". Pablo Salinas-García, biólogo e investigador de la Fundación Oceanogràfic, echa mano de la estadística para desmontar los mitos sobre el pez marino con peor fama del mundo. Para quitar un estigma maldito que provoca insensibilidad hacia su supervivencia. De su crítica situación se habla estos días en el Congreso Internacional de Tiburones que se celebra en València. Allí, más de 400 expertos de todo el mundo debaten cómo frenar su extinción masiva y también la de rayas y quimeras, los vertebrados más amenazados del planeta sólo por detrás de los anfibios.

¿Qué está pasando para que se celebren congresos mundiales sobre tiburones? Sólo esa pregunta provoca una obligada reflexión. "El objetivo es juntar en un mismo lugar a gente que se dedique a trabajar con tiburones desde la investigación, la comunicación y la presión política, los tres pilares de la lucha por su conservación, y así tener datos para hablar con los gobiernos y que sientan que el público empuja en la dirección de salvarlos", explica García-Salinas bajo la atenta mirada de dos tiburones grises que se acercan por su izquierda, desde el túnel del área de Oceános, donde atiende a Levante-EMV, del grupo Prensa Ibérica, entre conferencia y conferencia. 

"Debido a la sobrepesca, las poblaciones de tiburones y rayas están cayendo en picado. Un tercio de su población mundial está amenazada y eso es dramático", afirma el investigador. Un dato sorprendente sale en medio de la conversación: "España es el país de Europa que más tiburones captura y más los exporta", apostilla. Una gran industria, o varias, están detrás de la pesca del tiburón. Desde la alimentaria hasta la medicinal, ya que el colágeno de sus aletas y el aceite de su hígado es muy preciado. "Esa pesca está legislada, existen controles, pero luego está la no intencional, que es la que provoca que se tiran muchos animales muertos al mar después de pescarlos", explica García-Salinas, una eminencia en la materia.

España es el país de Europa que más tiburones captura y más los exporta

La explicación de por qué España tiene tanto peso en la industria de la pesca del tiburón es variada: "Hay carne de bajo nivel, como la de alguna variedades, que se convierte en harina de pescado para dar de comer otros animales, tanto en piscifactorías como, incluso, como en las granjas de ganadería vacuna. Ysi vamos a una gran cadena de alimentación, encontramos marrajo o tintorera en los congelados. En los típicos arreglos para fideuà, esos tacos de pescado que hay es carne de tiburón, una carne ‘comodín’ que se utiliza mucho también para comida de nuestras mascotas", añade. 

El tiburón goza de una salud "preocupante" en la Comunitat Valenciana. "En nuestras aguas nadan unas 70 especies, y algunas como la ‘pinta roja’ o el ‘olayo’, esta de más profundidad, están en crecimiento porque sus depredadores, que eran tiburones más grandes, ya no están. Pero la mayoría están en retroceso", explica el biólogo. Por haber, también hay tiburones blancos en las costas valencianas. "Y aquí tenemos una buena población de ‘mantelina’ o ‘raya mariposa’, que es sorprendente porque se pensaba que solo sobrevivía en aguas de Israel y Grecia", añade. 

El Oceanogràfic acoge el congreso internacional por la conservación de los tiburones Germán Caballero

Para romper el estigma del tiburón de pez asesino, el investigador pone sobre la mesa varios argumentos: "Mientras el delfín, que como todos sabemos es muy inteligente, puede matar por diversión, no hemos encontrado ese comportamiento en el tiburón. Es un amimal curiosísimo, que se fija en todo, pero suele mantener las distancias. ¿Peligroso? Pues igual que un tejón o un jabalí", sentencia.