Jordi Ramon Rizo (Barcelona, 1967) asegura que la soledad es "la pandemia del siglo XXI". Él es enfermero en el centro de salud mental para adultos (CSMA) de Cornellà de Llobregat (Barcelona), que forma parte del Parc Sanitari Sant Joan de Déu. Ramon también es 'detector de soledades'.

La obra social de Sant Joan de Déu acaba de poner en marcha la campaña 'Cafè Solidari', a la que se han adherido 400 establecimientos del área metropolitana de Barcelona: del 21 al 30 de octubre, todos los cafés consumidos en esos locales irán destinados al programa sobre la soledad no deseada del centro.


¿Cómo se detecta la soledad? 

Las personas que están solas no tienen ningún lazo que las anime: no hay nada. El discurso siempre es pesimista, no hay ninguna cuerda a la que puedan agarrarse. En general es un día a día de soledad, no hay nadie. La soledad está aumentando más. Con la pandemia se ha disparado: en gente mayor se ha duplicado y en los jóvenes se ha cuadriplicado.

¿Y usted cómo las ayuda? 

Al trabajar en el centro de salud mental de adultos (CSMA) de Cornellà de Llobregat, me desplaza mucho al centro de atención primaria (CAP) de la zona. Me di cuenta de que nos derivaban a mucha gente mayor diagnosticada de depresión, distimia, ansiedad, que en realidad tenía una rotura de lazos con la vida. Lo que les pasaba es que tenían un problema de soledad. Así creamos, hace 10 años, un grupo de soledad.

¿Qué es? 

Primero: la soledad es un problema social y de salud, pero creo que estamos medicalizándola y etiquetándola demasiado. Yo creo que la soledad tiene que tener también una solución social, pero actualmente se trata solo como algo médico, como algo relacionado con la depresión, con la ansiedad. A través de este grupo de soledad, sacamos a estas personas del sistema sanitario y las metemos en la comunidad. Cuando llegan, les pedimos que escriban tres o cuatro cosas que les gustaría hacer. También les hago un curso de manejo de móvil porque tenemos un grupo de whatsapp -que, por cierto, en la pandemia nos vino espectacular-. Nos reunimos todos en la comunidad, en el centro cívico, en la biblioteca. Proponemos actividades, hacen teatro, baile, además de trabajar los miedos, los patrones relacionales… Porque la gente envejece como ha vivido.

"A la gente que se ha dedicado más a la familia, al trabajo y a los hijos, les cuesta mucho conectar con la comunidad"

¿En qué sentido?

La gente que ha vivido más en comunidad, que ha tenido amigos, relaciones sociales, envejece de una forma más cualitativa. A la gente que se ha dedicado más a la familia, al trabajo y a los hijos, en general les cuesta mucho conectar con la comunidad. La soledad no deseada no solo la sufren las personas que viven solas, sino también muchas que tienen hijos.

¿Cuántas personas hay en el grupo de soledad? 

En 2013, empecé llevando un grupo de 12 personas y actualmente son más de 100 las que vienen al grupo. Cuando empecé, estaban enfadados con el mundo, todo les molestaba: que alguien contestara dos veces, el perfume de la persona que tenían sentada al lado… Ahora el grupo es muy cuidador, cuando viene una persona nueva la acogen y la cuidan. Son una "familia". Ahora, ellos mismos son capaces de detectar la soledad del 'otro" y traen a gente al grupo.

"Nos sentimos más solos porque hemos perdido la parte cualitativa de las relaciones. La gente tiene muchos amigos pero no de calidad"

¿Cuál es el perfil? 

Al grupo acude gente de los 60 años a los 94. La mayoría son mujeres -los datos indican que tres cuartas partes de las personas que sufren soledad son mujeres-. Hay casos de todo tipo: desde un señor que perdió a su mujer tras 62 años de convivencia y que explicaba que no quería antidepresivos porque él no estaba deprimido, sino que le faltaba la persona con la que había vivido prácticamente toda la vida. La tristeza era su manera de estar cerca de su mujer y él solo quería herramientas para seguir viviendo. También hay mujeres que se sienten muy solas estando en pareja porque tienen la sensación de que no hay nadie al lado -la pareja aparece solo para comer o cenar- y los hijos no llaman ni las visitan demasiado.

Pero también la gente joven sufre soledad. 

Sí. En Barcelona, el 26% de los jóvenes de entre 12 y 16 años tienen una soledad severa. Y el 50% de los mayores de 80 años tienen soledad. Cada dos días muere una persona en soledad. La soledad está en todas las etapas de la vida.

¿Por qué, si estamos más conectados que nunca? 

Porque hemos perdido la parte cualitativa de las relaciones. La gente tiene muchos amigos pero amistades de calidad no hay tantas.

"La soledad provoca tristeza, depresión, ansiedad, pero también aumenta el riesgo cardiovascular"

¿Cuáles son los efectos de la soledad en la salud? 

Produce tristeza, depresión, ansiedad: enfermedades de salud mental importantes. Un estudio que hicimos demuestra que también aumenta el riesgo cardiovascular, pues las personas se abandonan, dejan de comer bien, no salen de casa. La máxima expresión son los suicidios. Mucha gente que se suicida es gente que se siente sola.

¿Y qué hay que hacer para abordar esto? 

Acompañar. En Sant Joan de Déu intentamos hacer un cambio de modelo para dejar de medicalizar tanto y humanizar más. Hay que volver otra vez a lo afectivo: a los abrazos, a los besos, al cuidar el tú a tú. Y sobre todo hay que trabajarlo de una forma más social.

¿Cuál es la importancia de eventos como el 'Cafè Solidari'? 

Sensibilizar a la gente sobre esta problemática: con un pequeño gesto como un café en uno de esos 400 establecimientos, todos pondremos un grano de arena para tratar la soledad no deseada.