Incendios tan devastadores como el que ha arrasado 11.700 hectáreas en la Marina Alta y el Comtat ensombrecen el presente y el futuro. También amenazan el pasado. El fuego ha destruido lo que Bernat Capó llamó "el solar morisco". Ha carbonizado un agreste paisaje de historia fascinante. En estas montañas, hay yacimientos prehistóricos y ruinas trágicas, las de los despoblados moriscos (sus habitantes cerraron sus casas y guardaron las llaves cuando se les expulsó en 1609 y ya nunca regresaron). Mientras, en los cerros más afilados resisten el paso del tiempo los muros y torreones almenados de los castillos de Al-Azraq.

El incendio también se ha ensañado con esos vestigios. Las llamas han penetrado en el santuario de Pla de Petracos (Castell de Castells), uno de los ejemplos más destacados en Europa de arte rupuestre macroesquemático. Ha ardido la vegetación de este abrigo. Los margallons y arbustos de toda esta ladera están calcinados. También se ha quemado la vegetación que se halla tras las vallas de metal colocadas para salvar las pinturas de posibles expolios.

Las representaciones antropomórficas y de motivos geométricos (serpentiformes), que destacan por su intenso color rojo, se han salvado. Sin embargo, el calor del fuego ha sido aquí extremo. También ha habido mucho humo. Serán los técnicos de patrimonio los que deberán valorar si estas pinturas, descubiertas en 1980 por integrantes del Centre d’Estudis Contestans y que tienen entre 7.500 y 6.500 años de antigüedad, han sufrido grietas y desconchones o han quedado veladas por el humo.

Estas pinturas están declaradas Bien de Interés Cultural (BIC) y son, como todo el arte rupestre, Patrimonio de la Humanidad.

Este descomunal incendio ensombrece el presente (han ardido parajes de gran valor natural y paisajístico) y también amenaza con borrar la riquísima historia del interior de la Marina Alta y el Comtat.

En esta geografía hay más abrigos con pinturas rupestres. Por otra parte, tras el incendio, también pueden salir a la luz otras oquedades en las que hay representaciones prehistóricas. Después del fuego que en 2015 devastó 1.700 hectáreas en la Vall d’Ebo, Atzúbia, la Vall de Gallinera y Pego (las zonas que ardieron se han vuelto a quemar ahora), tres excursionistas descubrieron en el Barranc de la Canal de Pego pinturas rupestres de época también neolítica. Había ardido la densa vegetación que las ocultaba.