Las ratas, de gran tamaño, vuelven con esta tercera ola de calor a colonizar las inmediaciones del Puente de Piedra, en Zamora, cuyos vecinos más próximos al viaducto han visto cómo plantaban cara a los gatos callejeros “que se quedan sin comida, no se atreven a acercarse” para impedir que les vacíen los recipientes que suelen dejarles algunos zamoranos que viven cerca.

La situación se repite, a pesar de que se ha desratizado esta parte de la ciudad después del anterior frente de calor que sacó de las alcantarillas a decenas de roedores, una auténtica plaga, describen los habitantes de esta zona próxima a la calle de Cabañales y la avenida del Nazareno de Zamora. Un número para nada exagerado, aseguran, ya que en algún bajo se llegaron a contabilizar hasta el exterminio de medio centenar de estos animales durante los días de temperaturas más extremas.

La llegada de estos “visitantes”, que también se han paseado por el casco antiguo, mantiene en alerta al vecindario, ante lo que supone una situación de insalubridad, por la posible transmisión de enfermedades, y de peligro por la agresividad que pueden presentar cuando se trata de matarlas.

Del fresco de las alcantarillas al calor del pavimento

Algunos residentes en este barrio de la margen izquierda del río Duero han tomado sus propias medidas, contratado a empresas de desratización, pero los roedores han vuelto a salir a la superficie en busca de calor, huyendo de los lugares fríos y húmedos, ya que las altas temperaturas fomentan su reproducción. Los expertos indican que su hábitat perfecto sería en zonas con temperaturas de 30 grados centígrados, aunque vivan en entornos de unos 25 grados de forma confortable.

El barrio de Cabañales no es el primero que ha tenido que convivir con los roedores durante este verano, los residentes en los San Frontis sufrieron la misma situación en mayo, si bien no en una cantidad tan grande de ejemplares.