La orden claretiana investiga los detalles de un posible caso de pederastia que habría tenido lugar en el colegio Corazón de María de Zamora durante los años 70 del siglo XX. El proceso iniciado por la comunidad cristiana surgió recientemente en base al testimonio ofrecido por la presunta víctima en un reportaje publicado por el diario El País. Según esta información, un religioso identificado como el padre Félix habría abusado sexualmente del alumno José Luis Pereda mientras este se encontraba interno en el centro educativo, entre 1976 y 1978.

Comunicado oficial del Colegio Corazón de María. | L.O.Z

La misma publicación señala que Pereda se trasladó junto a su familia a Zamora desde Nueva York a los siete años por motivos familiares y que, dos años después, se quedó interno junto a su hermano en el Corazón de María de manera permanente, incluso durante las vacaciones. Las agresiones habrían comenzado durante su primer verano en el centro, cuando el religioso le habría obligado a entrar en una oficina antes de pedirle que se bajara los pantalones y la ropa interior y le sacudiera el pene.

Violencia física

Las agresiones sexuales se habrían producido en un contexto en el que aparecía también la violencia física y habrían concluido solamente cuando Pereda abandonó el centro, en 1978. Según la citada información que se ha publicado sobre el caso, la supuesta víctima habría regresado a Estados Unidos en su vida adulta para enrolarse en los marines de las Fuerzas Armadas del país americano hasta que abandonó ese trabajo en 2003.

Con esta información en su poder desde hace días, la orden claretiana respondió este lunes a las preguntas formuladas por LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, medio del grupo Prensa Ibérica al que también pertenece este diario, sobre esta asunto: “En primer lugar, queremos resaltar nuestro absoluto rechazo a toda conducta que atente contra la dignidad de las personas”, apuntaron desde la comunidad religiosa, antes de incidir en su empeño por ofrecer protección en sus centros.

A partir de ahí, los claretianos trasladaron los detalles del caso a su equipo responsable de entornos seguros y le pidieron al denunciante que entrara en contacto con ellos. Mientras, la orden comenzó una investigación documental de los años señalados “con el fin de contrastar la coherencia de las informaciones”. Esa tarea ha incluido entrevistas con personas “que pudieran conocer los hechos por sus cargos”.

En principio, los claretianos no han encontrado “ni en la investigación documental ni en los testimonios recogidos ninguna referencia a abusos sexuales”. Tampoco existe constancia en el seno de la orden de que haya ninguna otra denuncia de estas características que apunte al Corazón de María. La comunidad religiosa sí cree haber identificado “a la persona a la que se puede referir el denunciante”, por lo que ahora toca dirimir qué fue lo que ocurrió en el centro educativo.

“Había mucha agresividad y corrían rumores de que era de los que te metía al cuarto”

Pocas personas recuerdan el paso de José Luis Pereda por el Colegio Corazón de María y de hecho los exalumnos de aquellas épocas con los que ha podido contactar este diario no son capaces de situar a la presunta víctima de los abusos sexuales. Por contra, mucha gente conoció por entonces al señalado por Pereda como presunto autor de las agresiones, un religioso de nombre Félix al que todo el mundo recuerda por los golpes en la cabeza que daba con el llavero a modo de admonición a los alumnos.

A partir de ahí las vivencias difieren. Hay quien recuerda al claretiano como un religioso incluso moderno, frente a los que iban aún con sotana y bonete en lo que era el colegio Corazón de María, repartido en dos edificios de la actual plaza del Cuartel Viejo. “Nunca le vi que hiciera ninguna cosa extraña ni oí hablar de nada raro”, comenta uno de estos alumnos con los que ha hablado este diario, más allá de actitudes de mano larga que eran moneda corriente en el trato de los docentes con sus alumnos en esos tiempos. Eran, claro, otras épocas en las que el castigo físico estaba totalmente admitido.

Aunque no era el director, “Era de los que mandaban en colegio”. “Tenía la mano larga”, reconoce otro alumno que tuvo ocasión de tratar a Félix, pero no le cuadra que abusara de los chicos del colegio “más bien al contrario, creo que le gustaban mucho las chicas. Se salió de cura, daba clases de religión en un instituto de Madrid, se casó con una jovencita y tuvo un niño”. En el lado opuesto hay quien considera que esta violencia en el trato no era desde luego normal. “Había mucha agresividad general, de una manera particular este cura, que daba unas bofetadas o te daba con las llaves sin que supieras por qué. Y se oía que si te metía en un cuarto. A mi por aquella época me tenía aterrorizado”, cuenta un zamorano que no cree haber coincidido con el marine que ha denunciado la pederastia. Este zamorano sí cree que la denuncia es verosímil.

El centro subraya que trabaja en la prevención de estos delitos

Un comunicado de la dirección del colegio Corazón de María, en consonancia con los Misioneros Claretianos de la Provincia de Santiago, apunta que desde el centro de Zamora “se trabaja activamente con acciones diversas en la prevención de todo tipo de delitos, particularmente de aquellos que puedan afectar a menores o personas vulnerables”. Este compromiso queda recogido en el protocolo colegial de prevención y actuación y afirman que desde que se ha tenido conocimiento de los hechos “hemos iniciado una investigación con empeño y exhaustividad, buscando la clarificación de los hechos”.

Por último, se reafirma el “más rotundo rechazo a toda conducta, presente, pasada o futura, que atente contra la dignidad de las personas, sea del carácter que sea y renovamos nuestro compromiso de seguir tomando todas las medidas que procedan para proteger a los menores y alentar una cultura del cuidado”. También desde el Obispado de Zamora se deja clara la “contundente condena ante cualquier tipo de abuso”, se reconoce que no se tiene información suficiente para hacer ninguna valoración más profunda del caso y se subraya que al tratarse de una situación que supuestamente se dio en el marco de la congregación claretiana, es ella la que tiene que investigar y resolver el caso. “Otra cosa distinta es que este suceso hubiera ocurrido en una parroquia, un colegio diocesano o un campamento”, ponen como ejemplos.