La cabeza del profesor extremeño Alejandro Galán (Cáceres, 1993) nunca para de buscar nuevas ideas que llevar a las aulas para motivar a los alumnos. Le gusta innovar, salirse de lo convencional, lo reconoce. Pero no esperaba que una de las actividades que desarrolló con un grupo de estudiantes de Berlanga se convertiría en viral y llamaría la atención de figuras y personalidades de toda España. Y tampoco que acabaría años después en un libro en el que demás de narrar su exitosa iniciativa, se convertiría en un manual para fomentar el emprendimiento y la motivación entre el profesorado: 'Detectives de la ESO. Los magos de la tiza: profesores que enseñan divirtiendo'. 

En esta publicación, además, reflexiona sobre la profesión docente, la vocación y los mitos que quedan por desterrar: «En este país cuando dices que eres maestro o profesor automáticamente tienes que pedir perdón por las vacaciones de verano, por tener tardes y fines de semana libres. Pero este trabajo, si quieres hacerlo realmente bien y tienes vocación por enseñar, no termina nunca», cuenta Alejandro, profesor de Geografía e Historia. 

Pero hasta llegar hasta aquí, hay un punto de partida y está en Brasil. Mientras asistía a un curso sobre el uso de las redes sociales en el aula, uno de los ponentes contó una experiencia llevada a cabo con unos alumnos brasileños de Primaria que le inspiró: "En 2011 ellos habían usado Twitter durante un par de semanas para mejorar su nivel de inglés buscando faltas de ortografía de famosos británicos y estadounidenses. Me gustó tanto la idea que pensé en hacer algo similar, pero ya no para el inglés, sino para mejorar nuestra propia lengua, ya que hay bastantes carencias a nivel ortográfico, no solo en los institutos, también en la sociedad en general", relata. 

Calleja, Aitana, Chicote, Pedro Sánchez...

A la vuelta del curso se lo propuso a un grupo de alumnos de 3º de ESO del IES Cuatro Villas de Berlanga (Badajoz), donde trabajaba como interino en aquel momento. "Se lo tomaron con mucho entusiasmo al saber que iban a usar las redes sociales, sobre todo Instagram, Twitter lo conocían menos. Y luego también por ver si algún famoso nos respondía", recuerda. Y con todo a favor, crearon las cuentas en ambas redes sociales y empezaron a seguir a multitud de personajes conocidos. "Consideramos a las personas que tenían más de 20.000 seguidores, porque el objetivo era que nos respondieran, generar debates ortográficos y tener repercusión buscando así la motivación de los estudiantes". Y tras la selección empezaron a leer sus muros y a buscar con lupa errores ortográficos.

Desarrolla otras experiencias: desde crear un país desde cero a perfiles de Instagram a personas históricos

Entre los cazados estuvieron Iker Jiménez, Jesús Calleja, Chicote, Ramón Espinar, la cantante Aitana... y hasta el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. "Nuestros comentarios eran siempre desde un punto vista constructivo". Y la mayoría de las respuestas eran amables y positivas, aunque también hubo casos negativos y fueron estos, precisamente, los que elevaron la popularidad de este grupo de alumnos detectives de la gramática. Es lo que ocurrió con Julia Medina, concursante de Operación Triunfo. "Nos respondió a una falta que le encontramos de una forma muy cortante y las redes explotaron contra nosotros. Su respuesta se hizo muy viral, hubo una oleada de gente que la felicitaba por darnos una lección a estos chicos tan prepotentes, pero luego llegó una segunda oleada de mensajes en contra de su respuesta y la de sus seguidores, de gente que valoraba que solo era un grupo de alumnos que estaba aprendiendo a través de las redes. Al final Julia Medina tuvo que volver a escribirnos para rebajar la tensión, dijo que era solo una broma y aquello se hizo más viral todavía e incluso salió en las revistas". Las dos caras de las redes, dice Galán: "Cualquier cosa se puede interpretar de dos maneras totalmente distintas". 

La iniciativa, a la que denominaron Detectives de la ESO, como las cuentas de las redes, fue un éxito y se llevó a cabo durante dos cursos con el mismo grupo de alumnos de 3º de ESO, que luego pasó a 4º, fuera del horario lectivo. "Lo hacíamos por las tardes, como una actividad extraescolar. Era una forma de que en su tiempo libre usaran las redes sociales no solo para sus cosas, sino también como una herramienta didáctica".

En ese tiempo gestionaron miles de mensajes a través de Twitter e Instagram y aprendieron mucho de ortografía. "A los alumnos lo que más ilusión les hacía era recibir una respuesta de un cantante, de un deportista, de actores o de personajes de ‘Mujeres, hombres y viceversa’, que lo seguían mucho". Y también recuerdan con cariño un tuit de Arturo Pérez-Reverte aplaudiendo la actividad. Además, el profesor, recompensaba la implicación de los alumnos sumando algunas décimas a las notas de sus exámenes o poniéndoles retos individuales o colectivos que siempre eran motivadores: llegar a los mil seguidores, lograr un número determinado de ‘Me gustas’ o respuestas...

Las cuentas, en ‘stand by’ a día de hoy

Pero tras dos años de exitosa experiencia, los Detectives de la ESO cesaron su actividad con la llegada de la pandemia de covid y las cuentas de las redes están, a día de hoy, en stand by. "Con el confinamiento y la enseñanza online las preocupaciones cambiaron y aparcamos la actividad". Luego Alejandro cambió de instituto al curso siguiente, se marchó de Berlanga a Azuaga y los alumnos no querían que sus cuentas siguieran sin ellos ni tampoco lograron que otro docente se implicara en el mismo instituto. "Pero no descarto en un futuro volver a reactivarla con una nueva hornada de alumnos si los estudiantes de Berlanga me dan su visto bueno", cuenta el docente. 

Y mientras eso sucedía, Alejandro aceptó la propuesta de algunas de las editoriales que habían contactado con él para que escribiera un libro sobre la exitosa experiencia viral y en el que también se abordasen otros asuntos del mundo de la educación. Así, el libro está dividido en cuatro capítulos en los que además de contar al detalle la actividad de esa peculiar brigada de la ortografía, narra otra de sus experiencias innovadoras que ha llevado a las aulas: "La llamo los influencers de la historia y consiste en crear perfiles de personajes históricos en Instagram y abrir debates en torno a ellos". Y tiene otra iniciativa en marcha: un proyecto anual para crear en el aula países desde cero con sus leyes justas, su sistema económico y político viable, con relaciones con otros países y problemas de inmigración, terrorismo o nacionalismo, con su bandera, su himno...

"La educación necesita la mayor gente posible con vocación; ser docente tiene que ser el plan A"

En la publicación, asimismo, Galán ofrece recursos, como juegos y otras herramientas, para fomentar entre los docentes la creatividad y la innovación: "En clase también es importante divertirse", dice. Además, aborda su experiencia personal en el ámbito educativo, primero como alumno y luego como docente, y por último, reflexiona sobre asuntos polémicos del mundo de la educación como la enseñanza bilingüe, la idea de que los docentes trabajan poco, las evaluaciones, el nivel de confianza que se puede tener con un estudiante, la vocación.... 

Y entre estas reflexiones, Galán está viendo que la enseñanza tradicional está siendo relegada por el uso de las tecnologías y más proyectos cooperativos, que fomentan el emprendimiento y la innovación. También que, como en otros ámbitos profesionales, hay gente sin vocación, personas con vocación y otras que la van perdiendo con el paso del tiempo y eso da mala fama a la profesión. "Con este libro intento que la gente que tiene dudas sobre dedicarse a la docencia sepa que si tienes vocación puedes disfrutar mucho, como es mi caso; es una profesión muy satisfactoria cuando ves progresar a tus alumnos. La educación necesita a la máxima gente vocacional posible. Ser docente tiene que ser el plan A, no el B como lo considera mucha gente".