Un bebé de dos años de edad podría haberse ahogado de no ser por la rápida reacción de un agente de la Policía Nacional de Ibiza, que le salvó la vida.

Desde la Jefatura Superior de Baleares relatan que el agente se encontraba fuera de servicio cuando ocurrieron los hechos. El hombre paseaba a su perro la noche del pasado miércoles, alrededor de las 21 horas, cuando escuchó los gritos de una mujer: "¡Se ha ahogado!". El agente se giró y vio a una mujer, "en actitud muy nerviosa", gritando y con su hijo en brazos.

El bebé no respondía. Estaba inconsciente y con la cara y los labios morados. El agente soltó rápidamente a su perro para coger al bebé y ponerlo boca abajo sobre su antebrazo. Comenzó entonces, detallan en el comunicado, a darle golpes secos en la espalda, entre los omóplatos.

El agente iba a pasar a realizarle la maniobra de 'Heimlich' cuando el niño expulsó por la boca los restos de comida que habían provocado su ahogamiento. El bebé rompió a llorar y recuperó la respiración, así como el tono natural del rostro.

El agente permaneció con la madre y su hijo hasta que comprobó que este se encontraba en buen estado y que respiraba con normalidad.