La prioridad es, repiten todos los agentes implicados, que la crecida extraordinaria del Ebro no inunde los cascos urbanos. Pero fuera ellos, las tierras de cultivo y las granjas quedan anegadas al paso del río desbordado. La avenida ha llegado en invierno, demasiado temprano el sector agropecuario, acostumbrado a pugnar con las riadas al llegar la primavera.

La prontitud con la que ha golpeado el Ebro hace temblar sobre todo a los agricultores del cereal, que, recién sembrado, no tiene todavía las tres hojas que las aseguradoras reclaman para pagar la indemnización. Es la queja conjunta que manifiestan las organizaciones agrarias, que aseguran ya que tomarán cartas en el asunto para defender las indemnizaciones. De hecho, según defiende Javier Fatás, responsable del Área Agua de UAGA, "muchos agricultores habían decidido este año pasarse al cereal frente al maíz y otros cultivos, debido al encarecimiento los insumos: abonos y otros elementos".

A todo ello se suma la época, que califican de "muy complicada". La riada ha pillado al ovino con mucho cordero recién parido con los ojos puestos en la Navidad. "Nadie se esperaba esto. Las avenidas vienen en primavera y esta ha llegado muy rápido", explica Fatás.

Y sin embargo, el mayor de los daños podría producirse sobre las infraestructuras. "La riada de 2015 nos dejó muchas roturas en mota, infraestructuras o caminos. Por parte de las comunidades de regantes intentamos mantener las acequias llenas para evitar que se rompan los sistemas de regadío. Por lo menos que pase y que evitemos los daños en las infraestructuras", explica Raúl Miguel, secretario de Agricultura de UPA Aragón.

De momento, en Novillas ya son 1.000 las hectáreas afectadas por la crecida, mientras que en Boquiñeni alcanzan las 300. No obstante, todavía es "imposible" cuantificar hasta dónde alcanzarán las pérdidas"La cosa no pinta bien", dice Javier Fatás, quien apunta a su vez que en la Ribera Baja "hay mucho miedo porque el cauce está en peores condiciones que en la Ribera Alta".

En cualquiera de los casos, el consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de AragónJoaquín Olona, cifró en 20.000 hectáreas las que se encuentran en zona inundable. La previsión es, según el Departamento, que se vean afectadas unas 12.000.

Precauciones y muchos nervios en la Ribera Baja

La punta de la riada llegará hoy a Zaragoza pero en los municipios que hay aguas abajo del Ebro llevan días ya sin apartar la vista del cauce, que ayer por la mañana llevaba un caudal de unos 1.500 metros cúbicos por segundo a su paso por Quinto. "Todavía no sabemos lo que va a llegar a Zaragoza y estamos pendientes de lo que pueda aportar el Gállego, que para nosotros es siempre la puntilla en todas las riadas. Esta vez, parece que no lleva tanta agua", explicaba este lunes el alcalde de esta localidad, Jesús Morales. "Aquí las afecciones ocurren siempre en la zona de la Huerta Baja y cada vez que hay una riada se anegan a unas 1.800 o 2.000 hectáreas", afirma Morales con frustración.

Por su parte, en Pina de Ebro la preocupación está también en el casco urbano del municipio, que en ocasiones anteriores ya se ha anegado a causa de las riadas. "Los ánimos están muy bajos", aseguró la alcaldesa de la localidad, Mercedes Abós, que contó que ya han desalojado a las personas con movilidad reducida del pueblo para evitar complejos rescates después y a los animales de las explotaciones ganaderas de la zona. "Hemos estado revisando y reforzando las motas, pero la población peligra. Siempre hay miedo y según nos dicen aguas arriba la riada es más grande que en 2015, cuando tuvimos que dinamitar la carretera porque casi nos ahogamos en el pueblo", relató la regidora.