La crisis climática ya está aquí y su avance, según certifican innumerables estudios, ya se ha hecho sentir en todos y cada uno de los rincones poblados del planeta. Tras décadas ignorando el problema, el mundo por fin ha empezado a trabajar para desplegar a contracorriente mecanismos de adaptación y mitigación para hacer frente a los daños causados por fenómenos como el aumento global de las temperaturas, la subida del nivel del mar y el auge de los fenómenos meteorológicos extremos. Pero la crisis climática avanza mucho más rápido que las medidas que la humanidad está implantando para amortiguar su impacto, alerta un nuevo informe del Programa sobre Medio Ambiente de Naciones Unidas.

«Incluso si hoy mismo cerráramos el grifo de las emisiones de gases de efecto invernadero, el impacto del cambio climático nos acompañaría durante varias décadas», recuerda Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa sobre Medio Ambiente de Naciones Unidas.

Según apuntan las proyecciones actuales, en el mejor de los casos el mundo podría limitar el aumento global de las temperaturas a 1,5 grados (el objetivo que se persigue en Glasgow). Pero en estos momentos, el escenario más probable es que la subida global de los termómetros alcance los 2,7 grados de media. En ambos casos, alertan los expertos, los desastres climáticos irán a más. El informe estima que para mediados de siglo harán falta entre 280.000 y 500.000 millones de dólares para amortiguar los daños causados por la crisis climática en los países desarrollados. En estos momentos, señala el estudio de la ONU, el gasto global en políticas de adaptación apenas llega a los 46.000 millones. «Hay que ir un paso más allá», recalca Andersen.

Brecha entre países

El análisis, publicado ayer jueves, señala la enorme brecha de adaptación entre los países que sí han empezado a desplegar herramientas contra la crisis climática y los países que no disponen de recursos para hacerlo. En total, se estima que un 79% de los países disponen de al menos un plan nacional sobre crisis climática. Un 65% de los países dispone de más de un plan sectorial sobre adaptación climática y un 26% de estos incluso cuenta con planes regionales para abordar el problema (como España, donde existe una ley estatal sobre cambio climático y varias normativas autonómicas).