La atención primaria sanitaria está al límite. Centros de salud con sobrecarga asistencial, un 40% más que antes de la pandemia, problemas de accesibilidad para conseguir una cita, telefónica o presencial, listas de espera de 3 y 4 meses para una prueba diagnóstica y médicos que ven entre 40 y 60 pacientes día.

Esta es la foto que se repite en la mayoría de los 3.000 centros de salud y 10.000 consultorios que existen en España y que atienden 36.000 médicos de familia y pediatras, 7.000 menos de los necesarios para prestar una atención de calidad, según revelan los responsables de tres sociedades médicas dedicadas a la atención primaria, una especialidad que, dicen, «se muere si no se pone remedio en el corto plazo».

Y esta demora en la atención obedece a plantillas insuficientes, que no están completas porque las bajas laborales no se cubren. Lo cuenta el presidente de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc), Salvador Tranche, que recuerda que en atención primaria tiene que haber cero listas de espera porque su característica es «ser accesibles».

Tranche reconoce que «hay un problema muy gordo de accesibilidad para conseguir una cita y eso pasa en todo el territorio» si bien ahora el tipo de consulta ha dado un vuelco y si en la pandemia el 70% era telefónico y el 30% presencial, ahora es al revés domina la visita física en un 70-80% frente a la llamada que se queda con el 30-20% restante.

Otro problema que se ha agudizado con la pandemia son las listas de espera para pruebas diagnósticas. Según Tranche, una ecografía puede demorarse hasta 4 y 5 meses, y eso afecta a todo el proceso: «Y si nosotros fallamos, falla todo el sistema».

Y un impacto colateral del covid que rebota en la actual capacidad asistencial de la atención primaria es que en año y medio se dejaron de diagnosticar el 50% de patologías crónicas «y ahora todos esos pacientes vienen a los centros de salud», señala.

Tranche admite que este es un momento crítico y si la administración no hace algo «esto va a desaparecer», pero apela a «prestigiar» la especialidad para que no cunda el desánimo, el desencanto y la desafección, entre «quienes tenemos el ADN de seguir empujando por el sistema público».

Las urgencias, la entrada

Para la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), uno de los principales problemas es que las urgencias se han convertido en la puerta de entrada de los pacientes porque el acceso a los médicos de cabecera se demora por semanas.

El presidente de la SEMG, Antonio Fernández-Pro Ledesma, afirma que la atención primaria asiste a falta de personal para atender el 90% de consultas de cualquier índole, hay una carga burocrática muy elevada y una asistencial, desmesurada.

A esto se une el cierre de centros. El presidente de la SEMG admite que se está procurando que no vaya a más, pero hay zonas de difícil cobertura como los centros más rurales de Galicia, Castilla y León o Castilla-La Mancha que hay que incentivar.

Al final, los profesionales de atención primaria «se queman y huyen de esta especialidad porque el escenario no es nada halagüeño». Fernández-Pro Ledesma reconoce que esta es la «crónica de una muerte anunciada que en determinados territorios es dramática, y si un paciente tiene un problema de salud y no puede ver a su médico en 15-20 días como pasa ahora, se irá a las urgencias». Y esto, dice, «está derivando también en un aumento vertiginoso de la medicina privada y una plétora de urgencias que se está beneficiando de más profesionales».

Para Fernández-Pro Ledesma, solo caben soluciones a corto plazo que pasan por «voluntad política» pero esta, asegura, se mide con presupuesto y si el plan anunciado por el Gobierno no tiene una memoria económica paralela «difícilmente podrán ejecutarlo».

Del aplauso al enfado

Desde la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), su presidente, José Polo, pone el foco en el desánimo de los sanitarios, con agendas llenas que redundan en tiempos de atención por debajo de los tres minutos por paciente. Polo admite que los problemas de la atención primaria vienen de lejos, pero la pandemia «ha tensado» mucho la situación.

Así, subraya la carga asistencial, que en algunos lugares es altísima y oscila entre las 400 tarjetas sanitarias por profesional hasta las 1.500. Reconoce que hablar de media asistencial es difícil, porque la penosidad de cada cupo es diferente: «No es lo mismo tener 500 pacientes repartidos en 20 aldeas de Galicia que 1.500 en una ciudad de población joven».

Pero el caso es que la atención primaria se resiente. Ha soportado la contención de pacientes covid y el seguimiento de los pacientes postcovid, y a eso se suman los crónicos y la vacunación que también ha copado los centros de salud. El responsable de Semergen asegura que la atención primaria se sostiene a base del esfuerzo personal de sus profesionales «y no se muere porque como sociedad científica no está en nuestro ADN rendirnos».

Polo señala que la generación a la que representa transformó la asistencia primaria en España, por lo que ahora pide «inventiva, fuerza y capacidad para mantener esto vivo y conseguir reformarlo».

Todo ello pasa por que se invierta en la atención primaria, que hoy copa el 14% del gasto sanitario cuando lo correcto sería disponer de, al menos, un 25 %.

Sobre el Plan para la Atención Primaria que Sanidad quiere implementar antes de que acabe el año, Polo es escéptico, pero como sociedad médica está abierto a colaborar con la administración, porque «hay que renacer de las cenizas, no ser derrotista y pelear para que esto mejore».