El religioso acusado de abusar sexualmente de una alumna del colegio de la Inmaculada ha llegado esta mañana al Palacio de Justicia de Gijón para afrontar los ocho años de cárcel que le exige la Fiscalía por un delito continuado de abuso sexual. "Estoy bien, tranquilo", expresó el jesuita, Jorge Enríquez Muñoz a su entrada.

La vista oral, que comenzó pasadas las diez de la mañana, se celebra a puerta cerrada por petición de la joven denunciante, que ejerce la acusación particular. El religioso, según ha expresado su abogado, Alberto Aldamunde, reconoce que existió una relación sentimental consentida entre ambos, pero la sitúa temporalmente cuando la joven tenía 16 años y no antes como sostiene el Ministerio Fiscal.

Este caso de Gijón y otros sucedidos en la historia reciente llevaron a la propia Compañía a pedir perdón públicamente.

La denuncia por este caso fue presentada en enero del pasado año y motivó que la Compañía de Jesús apartara inmediatamente al docente cuando ya ejercía en otro centro de Logroño.

En su relato de acusación, la Fiscalía sostiene que el sacerdote, que ahora tiene 51 años, comenzó a contactar con la alumna del colegio de Gijón a través de las redes sociales, donde le decía que “no era de piedra”, que la quería, y utilizaba las expresiones como “princesa” y “solete” para dirigirse a ella.

Entre los años 2008 y 2009, cuando la menor tenía 12 y 13 años, el acusado siguió intimando con ella, provocando encuentros y diciéndole que la amaba y deseaba, añade el escrito de calificación provisional presentado por el Ministerio Público el pasado mes de septiembre. El Ministerio Público sostiene que el religioso acusado mantuvo los primeros encuentros sexuales cuando la menor tenía 14 y 15 años y llegó a mantener relaciones completas cuando contaba con 17.