Al menos una decena de guardias civiles, entre ellos un teniente, todos ellos destinados en municipios pertenecientes al área de salud de Dénia, recibieron la vacuna a finales de diciembre durante los primeros días de campaña a pesar de no formar parte de los colectivos iniciales ancianos de residencias y sanitarios. En todos los casos, aceptaron la primera dosis a propuesta del responsable médico que las distribuía, y que les invitó a ser inmunizados para no desperdiciar los restos de los viales tras haber pinchado a los residentes de los centros de mayores.

Y no fueron los únicos. Hubo más casos en las áreas de salud de Benidorm y de Torrevieja. En todos los casos, se trataba de los agentes que formaban parte de las patrullas que custodiaban las vacunas desde el centro de recepción a las distintas residencias de ancianos.

Fuentes conocedoras de los hechos han explicado que los agentes «fueron invitados a vacunarse por los médicos bajo el argumento de que si no, las dosis sobrante se desperdiciaban, porque ya habían sido descongeladas y habían cubierto el cupo diario de residentes inmunizados». Todos los casos se produjeron en los primeros días en que comenzó la campaña de inmunización en la C. Valenciana, cuando el protocolo estaba definido con trazo grueso y eran los jefes de área de Sanidad y los sanitarios encargados de administrarlas quienes debían improvisar con esa famosa sexta dosis de cada vial.

De hecho, los ocho guardias y el teniente, responsable además del protocolo de vigilancia y custodia del fármaco de Pfizer en el área de Dénia, recibieron la primera dosis en un centro de mayores determinado, pero acudieron a por la segunda «adonde les decían desde Sanidad».

Prohibición expresa del general

La alerta sobre esas vacunaciones extras dentro de la Guardia Civil saltó en los primeros días de enero, después de que por conducto reglamentario se diera cuenta de que no solo la decena de agentes del área de Dénia había recibido una vacuna sin estar en el listado, sino que había más agentes inmunizados con dosis sobrantes en las áreas de salud de Benidorm y de Torrevieja.

Fue el propio general jefe de la Guardia Civil en la Comunidad Valenciana quien, una vez conocida la situación, pidió una aclaración a la Generalitat. La respuesta fue clara: nadie que no estuviese en el listado, es decir, que no fuese residente o sanitario, debía recibir vacunas en ese momento.

Ese mismo día, 10 de enero, el general emitió una orden a todos sus oficiales para que la hiciesen llegar a todos los puestos y cuarteles de la Comunidad Valenciana en la que se prohibía expresamente que cualquier agente, tuviese el rango que tuviese, pudiese ser vacunado. Y que en caso de recibir la invitación, se declinase sin más.

De momento, solo hay constancia de casos en esas tres áreas de la provincia de Alicante. Las fuentes consultadas aseguraron que no hay ningún caso detectado en Valencia.

Las mismas fuentes achacaron esas inmunizaciones irregulares a «la falta de un protocolo detallado y claro de cómo actuar con las vacunas, sobre todo en aquellos primeros días, en que en función de que se hiciese uso de un tipo de jeringuilla o de otro, se perdía parte del fármaco».

Fuentes del instituto armado mantienen, de hecho, que «en la Guardia Civil hemos cumplido con los protocolos y desde Sanidad en ningún momento se nos advirtió que algún agente hubiese sido vacunado. Los detectamos nosotros. Y en cuanto se hizo la consulta, se corrigió esa situación».