Los chimpancés prefieren envejecer acompañados solo de su círculo de amigos más cercanos. Nada de relaciones complicadas o conflictivas a partir de una cierta edad. Veinte años de observaciones de primates muestran que estos animales, cuanto más mayores, más tienden a consolidar las interacciones positivas con sus semejantes y a evitar los conflictos. O a estar solos. ¿Recuerda a algo? Sí, es exactamente lo mismo que ocurre en la especie humana. "Ni nuevos amigos ni nuevos dramas", concluye un equipo de psicólogos y primatólogos que este jueves publica un estudio en la revista 'Science' sobre los lazos afectivos que crean los chimpancés a lo largo de toda su vida.

La investigación recopila unas 78.000 horas de observaciones sobre el terreno realizadas entre 1995 y el 2016 en el parque nacional de Kibale de Uganda. Ahí viven los protagonistas de esta historia; una comunidad de 21 chimpancés salvajes machos de entre 15 y 58 años. Los científicos estudiaron durante dos décadas el comportamiento y las interacciones de estos animales y vieron que, por ejemplo, su conducta varía en función de la edad. Los primates más jóvenes tienden a relacionarse con más semejantes, pero también acostumbran a tener relaciones más conflictivas. Los mayores, en cambio, prefieren tener pocos y buenos amigos. O estar solos.

Este extraordinario parecido entre el comportamiento de los chimpancés y el de los humanos supondría "la primera evidencia de que los animales no humanos seleccionan activamente con quién socializan durante el envejecimiento". Es decir, que muchos de los comportamientos que asociamos exclusivamente a nuestra especie son más universales de lo que podríamos creer.

EL 'CARPE DIEM' DE LA TERCERA EDAD

Rodearse de buenos amigos parece ser el secreto universal para una vejez tranquila. En la esfera humana, este fenómeno se conoce bajo el grandilocuente nombre de 'Teoría de la selectividad socioemocional'. Su planteamiento es el siguiente. Los humanos, conforme se hacen más mayores, también se hacen más conscientes de su propia mortalidad. Así que a partir de una cierta edad, empiezan a priorizar las relaciones positivas. Como la idea del 'carpe diem' pero asociada a la tercera edad.

¿Entonces por qué los chimpancés se comportan igual que los humanos? "Estos patrones de comportamiento parecen generalizarse más allá de nuestra especie y podrían no estar relacionados ni con la concepción del tiempo ni con la conciencia de la propia mortalidad", explica Joan Silk, investigador de la School of Human Evolution and Social Change de la Universidad Estatal de Arizona, en un comentario adjunto a la recién publicada investigación.

Los parecidos en el comportamiento de chimpancés y humanos, argumentan los responsables del estudio, "plantea la posibilidad de que estos patrones provengan de nuestro ancestro común, que vivió hace unos siete u ocho millones de años". Ninguna sorpresa, pues, para entender las similitudes entre dos especies que, al fin y al cabo, comparten el 99% de su ADN.