El Papa rezó ayer el rosario desde la gruta de la Virgen de Lourdes de los Jardines del Vaticano por el mundo golpeado por la pandemia de coronavirus en una cita espiritual a la que se han unido 47 santuarios católicos de todo el mundo conectados en directo a través de una gran pantalla. El rosario mundial fue convocada para pedir la ayuda y el consuelo de la Santísima Virgen María durante la pandemia del coronavirus.

«Consuela a quienes lloran la pérdida de los suyos, a veces sepultados de un modo que hiere el alma. Sostiene a los que están angustiados por sus familiares enfermos. Llena de fe a los que temen las consecuencias de la pandemia sobre su trabajo», rogó el Pontífice.

El Papa pidió a la Virgen que «toque las conciencias para que las enormes sumas dedicadas a aumentar y perfeccionar los armamentos se dediquen a promover estudios para prevenir catástrofes similares en el futuro» y que haga «crecer en el mundo el sentido de pertenecer a una única gran familia humana». Entre los santuarios que se conectaron en directo con el Papa estaba el de Nuestra Señora de Covadonga, en España.

Además, el Papa elogió la labor de los sacerdotes durante la crisis del coronavirus.