La nueva normalidad está comenzando. Son muchas las personas que ya han empezado a salir de sus casas para ir a trabajar o para hacer deporte. Poco a poco se retoman las costumbres de antes, aunque con varias modificaciones, como el uso de mascarilla, el lavado continuo de manos o la distancia social. Pero, lo que debería vivirse con ganas y felicidad, supone un nuevo foco de estrés y miedo para muchas personas. El confinamiento por la crisis sanitaria nos ha puesto ahora sobre la mesa varios temores, pero no solo al contagio, sino al mero hecho de salir de casa después de casi dos meses de encierro.

Después de un periodo de reclusión, especialmente si no es elegido, el estado de ánimo, las emociones y los pensamientos se ven afectados. Aparece el temor a salir a la calle, ya que no lo consideramos un espacio seguro. De hecho, lo que antes considerábamos que nos protegía, que el tamaño de esa zona dependía de la persona y sus condiciones, se ha visto drásticamente reducido. Ya no nos sentimos a salvo en nuestra ciudad o en nuestro barrio, sino que lo único que es seguro para nosotros es nuestro hogar, donde podemos controlar todas las variables. Esto hace que la nueva normalidad tampoco nos guste y tengamos síntomas de ansiedad o depresión, con reacciones fóbicas a la hora de salir del portal. Sin embargo, como todo estado producido por el miedo, podría controlarse hasta llegar a reducirse y que también nos sintamos de nuevo cómodos fuera de casa.

Cruzar la calle

Durante todo el confinamiento, muchas personas han ido notando ese miedo de forma puntual. Si tenían que ir al supermercado o tirar la basura al otro lado de la calle, experimentaban una sensación de extrañeza y de inquietud, aunque no siempre con la etiqueta de temor. Ahora que el encierro parece llegar a su fin, pese a que queríamos que llegase este momento, lo que sentimos no es positivo. Reacciones de ansiedad o tristeza son frecuentes en este tipo de situaciones y la vuelta a las calles a nivel emocional no es posible de la noche a la mañana. Implica un periodo de adaptación y un esfuerzo para que lo que sentimos se ajuste.

Si queremos volver a salir a la calle y retomar nuestra vida, nuestras emociones pueden no ponérnoslo fácil. Sin embargo, para vencer el miedo y la ansiedad, debemos poner en práctica las siguientes pautas:

1. Validar lo que sentimos

La emoción principal es el miedo. Este nos sirve para detectar amenazas y establecer límites de seguridad, lo que ante una crisis sanitaria es bastante útil. Esta emoción ha acabado por inflarse por la sobreinformación y el confinamiento. A la hora de salir a la calle, nos saltarán las alarmas. Es una reacción normal nuestra que debemos respetar.

2. Poco a poco

No podemos retomarlo todo de la noche a la mañana. Ya que se puede salir a pasear, podemos aprovechar estos momentos para tener las primeras tomas de contacto con la realidad. Oblígate a ello, aunque te pueda generar rechazo, siempre con las medidas de seguridad.

3. Control

La pandemia nos ha dejado una sensación de descontrol sobre nuestra propia vida. Parece que ahora ya no podemos poder para gestionar nada, algo que no es del todo cierto. Busca esas partes de tu vida que sí puedes gestionar y apóyate en ellas para tener seguridad. Podemos controlar, por ejemplo, el uso de mascarillas o nuestra ruta a la hora de pasear.

4. Nada dura eternamente

Nuestro miedo parece indicarnos que vamos a estar así para siempre y que nuestras emociones negativas no van a desaparecer. Esto, de forma racional, es falso, pero en los momentos en los que estamos desbordados nos cuesta verlo.

La nueva normalidad va a implicar un sobreesfuerzo a nivel conductual, cognitivo y emocional. No va a ser un proceso fácil y nuestras emociones no siempre van a allanar el camino. El miedo puede hacer que nos bloqueemos, por lo que debemos empezar a trabajar con él e irnos enfrentando poco a poco a salir a la calle.

* Ángel Rull, psicólogo.