Jordi Cruz (Manresa, 1978) lleva ocho años desarrollando el papel de jurado en Masterchef, junto con Samantha Vallejo-Nágera y Pepe Rodríguez, los mismos que el talent de TVE-1, contagiando la pasión por cocinar. Y desde que Eva González abandonó el programa, el trío ha asumido también las labores de presentación.

No obstante, al chef catalán se le ve tan suelto ante las cámaras como entre los fogones de sus estrellados restaurantes, que, estos días, el confinamiento por el coronavirus coronavirusle ha obligado a poner a hibernar. Aunque él no deja de cocinar. Ahora, desde la cocina de casa, donde hace más llevadero su encierro y el de sus seguidores con sus directos en Instagram. Además, le vemos los lunes en TVE-1 en la octava edición del concurso.

Le iba a preguntar cómo lleva el confinamiento, pero ya veo que lo aprovecha para enseñar a cocinar.

Hacía mucho que no tenía tiempo para cocinar tranquilo en casa, y quizá la única forma que tengo de contribuir, de hacer algo por los demás, al tener los restaurantes cerrados, es compartir mi trabajo como cocinero con la única cocina que tengo a mi disposición: la de casa. Si la gente está divertida y se lo pasa bien, yo encantado. Todo sea por mejorar este confinamiento.

Esta temporada será un desastre para los restaurantes, ¿cierto?

Bueno, un desastre... El mundo es como es. Nos está enviando mensajes y si lo pillamos, bien, y si no, tendremos problemas. Es una situación que no podemos controlar, a la que no podemos buscar culpables más allá de que la naturaleza es así. Cuando abramos, no sabemos lo que nos encontraremos. El mundo no será el mismo. Con lo que habrá que adaptarse, habrá que trabajar más, hacer otras cosas para seguir adelante. Yo soy una persona motivada a la que le gusta currar, a la que le gustan los retos, y este es un gran reto, se lo aseguro.

Con este encierro, la gente se ha puesto a cocinar como loca, pero la vocación gastronómica viene de antes. El casting de esta edición de Masterchef ha logrado la cifra récord de 30.000 inscripciones.

Sí, 30.000 inscritos. Eso es un montón de gente. Y eso que fue antes del confinamiento. Estos días, es cierto, se cocina más. Porque, aparte de limpiar y practicar deporte, ¿qué hacer?

Pues prepárense para un nuevo récord de inscritos en la próxima edición. ¿Por qué hay tanta gente a la que le gusta cocinar?

España es un país de gastronomía. Quizá en estas últimas décadas la gente trabaja mucho y está subida a esta moto que nos hemos inventado en un planeta que no para con lo que no tiene tiempo. Pero nuestras abuelas cocinaban un montón y con el 20% de los medios que tenemos ahora. Llevo ocho años divulgando sobre cocina. Intentando ponerla de moda y explicando que cocinar es un regalo que te puedes hacer.

La gente que escogen en Masterchef seguro que es la que mejor cocina, pero también la más curiosa. Esta vez tienen a una comandante del Ejército, una portera que cocinó para Adolfo Suárez, un músico que vendía juguetes eróticos... ¿Cuál le ha sorprendido más?

Quizá esa señora que es una portera maravillosa. Y que ha hecho pocas cosas en su vida, porque hace 40 años que no ha ido a la playa y no viajaba porque no tenía maleta, pero tiene cosas muy curiosas. Cualquiera de ellos. Todos son singulares, todos tienen en común que tienen muchas ganas, un buen nivel de cocina y que nos lo van a hacer pasar bien, algo que ahora nos hace mucha falta. Lo tenemos todo: un buen nivel de cocina y unas personas que nos van a entretener. Esta es la receta de Masterchef.

Este Masterchef ha sido mejor recibido que nunca. La gente necesita evadirse en su encierro.

Es que necesitamos estar informados, sí. Pero con tanta sobreinformación nos ponemos atacados de los nervios. Necesitamos que no nos mareen. Y está bien que haya un programa de buen gusto y familiar para que la gente esté entretenida.

Suerte que esta temporada ya la tenían lista cuando surgió la pandemia. No obstante, ¿qué pasará con las siguientes ediciones?

Estamos pendientes del Masterchef celebrity. Como todo el mundo. Cuando se pueda, se hará. Y si hay que hacerlo en directo, nos adaptaremos. Dentro de lo terrible que es esto del coronavirus, habrá que ingeniárselas. Habrá que salirse del molde. Tendremos que hacer cosas nuevas y sacar de lo malo lo bueno.

Hay nuevas pruebas. ¿Que el salvado ayude al que está en la cuerda floja es para que no se repita eso de no poder presentar un plato?

No, insisto: este año estoy sorprendido porque he visto nivel. Y eso que cocinar en Masterchef es complicado. Somos muy rebuscados, porque nos inventamos muchas cosas. Pero no para que fracasen, ¿eh? Un restaurante es la búsqueda de la excelencia y para lograrlo se generan problemas. Lo que pretendemos es enseñarles que con superación, equipo, ganas y trabajo común se pueden solucionar. Que nos demuestren que están capacitados para eso. Porque son cosas que pasan todos los días en las cocinas. O tienes que trabajar con una persona que no es la que más te gusta. O alguien se pone malo y lo tienes que cubrir...

Dicen que este año serán más exigentes. ¿Se puede ser más aún?

Yo puedo ser infinitamente más exigente. Pero también estamos más relajados. Al principio, como yo soy obediente, si me decían ponte burro, yo me ponía burro. Pero ahora sé que no hace falta ponerse tan cazurro. Aunque ser exigente, sí. Y no me enfado, simplemente somos exigentes porque hay que hacerlo y ya está. Y cada temporada buscamos algo más. Además, la gente está aprendiendo. Lleva ocho año viendo Masterchef. Les podemos exigir mucho más. Tenemos que inventar cosas y avanzar. Y eso nos hace ser más exigentes, claro.

En el Masterchef celebrity, en cambio, usted no es el mismo...

Porque yo también me relajo y me gusta pasarlo bien. Y porque entiendo que los celebrity no van a ser cocineros. El Masterchef de mayores, como lo llamamos, sigue la pauta del Masterchef original y ese mensaje de que cualquiera puede rehacer su vida y hacer un cambio. El Celebrity es, sencillamente, ver a unas personas que todos conocemos ante la tesitura de cocinar, con lo cual es más distendido, más desenfadado...

El coqueteo que se llevaba en la útima temporada con Tamara Falcó fue muy divertido.

Todos conocemos el estereotipo que tenía Tami, con lo que yo le hacía bromas para que la gente la conociera. Es estupenda y yo hacía miles de coñas para ayudarla a dejarse llevar. Y todo lo que ha pasado después demuestra que no me equivoqué.

Pues la verdad es que no. La hija de Isabel Preysler ha sido un gran descubrimiento del programa.

Es que las etiquetas son muy malas. A mí, que me han etiquetado mucho y lo siguen haciendo, me gusta que la gente vea que la televisión es una cosa para entretenernos, pero que no es siempre un reflejo de la realidad. No puedes decir: Jordi es un cabroncete porque me has visto tres minutos en un programa de televisión. Solo soy un poquito duro en un programa de cocina que es el más duro del mundo.... Después, cuando me ven en mis directos, dicen: Ah, pues es muy suelto, muy simpático. Porque estoy en mi casa tranquilo, no en Masterchef.

En el Celebrity hemos visto que gente que creíamos un desastre, que iban solo a dar la nota de humor, como Boris Izaguirre y Santiago Segura, no lo eran tanto. Y ganar era para ellos casi una cuestión de honor.

Boris es un desastre. Es el mejor profesional del mundo de la televisión, pero luego descubres que es una persona muy insegura. Bueno, como yo, que soy muy tímido y he aprendido a no serlo tanto, aunque siempre seré tímido. Al igual que Boris, que siempre será un desastre. Entiéndame lo de desastre en el sentido de que es despistado, inseguro. Aunque cuando trabaja en televisión lo hace muy bien. Santiago Segura es el tío más competitivo que yo me he echado a la cara. Es maravilloso.

La primera vez que participó, Boris quedó finalista; la segunda, semifinalista. Su marido le dice que si va una tercera, igual gana. ¿Habrá esa tercera vez?

No lo creo, pero puede pasar, porque estamos muy locos y, de repente, podemos decir: Vamos a llamar a Boris, porque es maravilloso. En el Celebrity nos damos la licencia de saltarnos alguna reglas nuestras. No creo que Boris vuelva, aunque forma parte de la familia Masterchef, como Ona Carbonell, Saúl Craviotto y algunos cocineros. Profesionales amigos nuestros con los que contamos cuando vemos que necesitamos su ayuda o su forma de ver el mundo.

Cuando ven que el nivel de algunos concursantes no es el deseado porque no ha habido evolución, ¿tiran entonces de la repesca?

Si hace falta, sí. Pero la repesca no se produce cuando alguien no funciona. La repesca viene porque, a veces, se puede caer alguien que es muy bueno y ha tenido mala suerte ese día. Nos damos la posibilidad de repescar a personas por las que apuestas, porque lo hacen muy bien, pero que han tenido una mala prueba exterior y entonces han ido a la de eliminación, se han puesto nerviosos y deben abandonar. Te sirve para eso. Es una herramienta que nos gusta mucho. En cualquier momento podemos hacer una cosa u otra sin ningún tipo de problema.

Este año, entre los invitados, tienen a algunos actores de La casa de papel. Suena muy divertido.

Fue la leche! Sobre todo para mí, que me gusta la serie y acabo de ver la cuarta temporada en Netflix... La casa de papel es un producto nuestro, de nuestro país, ha sido un fenómeno mundial y ya es una serie icónica. Y poder estar ahí un ratito, ver dónde se ha hecho..., pues imagínese: un gustazo. Y, además, eran todos muy simpáticos. Hicimos algunas cositas divertidas. Un poco el ridículo. El mejor momento de esta temporada seguramente es el de La casa de papel. Para mí al menos, porque soy un friki fan.

Comentaba que cocinaba en Instagram para poder contribuir en algo durante este encierro. Alguien les ha echado en cara, a usted y otros chefs mediáticos, el no implicarse en alguna causa solidaria como han hecho José Andrés con su oenegé o Ferran Adrià.

Yo no soy un chef apóstol, soy un ciudadano más. Y mi obligación primera es salir lo mínimo para no liarla parda. Esa noticia me parece de muy mal gusto. Pero es que hay un par de diarios que me han cogido manía. Hay otros que dicen que estoy muerto. Y luego hay gente que me llama para ver si estoy vivo.

¿Muerto? Entiendo su enfado.

Y esa noticia en concreto dice que no hemos sido solidarios. Cuando esta gente no tiene ni idea si he donado o no. Yo sí lo he donado, pero lo he hecho de forma anónima. Hay un montón de gente que ha donado sin buscar repercusión. Además, a mí me están ofreciendo dinero para publicitar productos en mis directos, pero yo no quiero ganar dinero con este virus. Yo hago mis clases para que la gente esté en casa tranquila y me parecería muy mezquino ganarme la vida con eso. Lo hago de forma gratuita porque lo quiero hacer y porque me entretiene. Con lo que hago lo que puedo. Tengo la conciencia muy tranquila. Salgo una vez a la semana a hacer mi comprita y tengo a mis trabajadores preparados para cuando esto acabe, porque no he despedido a ninguno.

Dabiz Muñoz enfermó de coronavirus y explicaba en las redes que había perdido el olfato y el gusto. De ser permanente, sería una gran desgracia para un chef.

Pues sí. Hubo un chef que tuvo un cáncer de laringe. Imagínese estar dos o tres años en tratamiento sin poder probar nada. Es una faena. Pero con el coronavirus sabes que lo recuperarás. Dabiz ya está cocinando por las redes. Lo veo bien.