El último boletín sobre la situación de la pandemia de covid-19 en España llega en medio de un torbellino de caos, datos e incertidumbre. Este viernes, el Ministerio de Sanidad ha instado a las comunidades autónomas a unificar el criterio en la recogida de datos dado que, hasta ahora, la disparidad de métodos para contabilizar a los afectados ha distorsionado los recuentos oficiales. El informe de este sábado (que refleja la situación del día anterior) aterriza en el centro de esta polémica. Las cifras reflejan 4.499 nuevos contagios, 565 fallecidos más y 3.166 curados en las últimas 24 horas. El panorama global, por lo tanto, sería de 191.726 casos totales, 20.043 fallecidos y 3.166 curados.

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El nuevo protocolo para el recuento

El nuevo protocolo para el recuento La controversia sobre la recogida de datos va mucho más allá de lo anecdótico. Los expertos, desde la epidemiología hasta los matemáticos dedicados a los modelos predictivos, insisten la necesidad de tener una imagen lo más fidedigna posible de la situación de la pandemia en el territorio. Si los recuentos que llegan no son fiables, tampoco lo serán las predicciones que se hagan a partir de estos. Ni las decisiones políticas que se tomen en función a estas estimaciones. Pero en este caso, además, la polémica no está solo en la veracidad de la información proporcionada por cada una de las comunidades autónomas. Ahora que estas diferencias han quedado patentes, el recuento general deberá lidiar con el reto de acumular notificaciones dispares para intentar conseguir una información lo más homogénea posible.

El último escollo para intentar poner un poco de orden a este caos de datos ha sido una orden en el Boletín Oficial del Estado (BOE), emitida el viernes a primera hora, en la que establece un nuevo procedimiento de remisión de datos. El nuevo protocolo exige a las comunidades autónomas recoger la información de manera detallada y uniforme sobre contagiados, hospitalizados, fallecidos y curados. Cada uno de estos datos, además, deberá desglosarse en función del método de diagnóstico con la que se ha confirmado la covid-19 (sea esta una prueba PCR o un de anticuerpos, también conocido como test rápido) y mantener un recuento general de las pruebas realizadas cada semana.

En el caso de los infectados, también se reclama diferenciar el número de pacientes sintomáticos de los asintomáticos y, entre estos, separar los datos que se refieran al personal sanitario afectado. En cuanto a los decesos, Sanidad pide que los casos se sumen sin importar el lugar de defunción (sea este un hospital, un domicilio o una residencia), siempre y que haya una prueba diangóstica que confirme el positivo. Estas pautas, en principio, deberían mitigar el desorden de cifras en las que, por ejemplo, se proporcionaba información sobre fallecidos en hospitales y en residencias en categorías separadas.