"Todos estamos bien, pero da miedo la devastación que ha dejado Sandy . Ahora toca limpieza y reconstrucción. ¡Mucho trabajo! Un abrazo y gracias por preocuparos". Con este mensaje, el cordobés Fanelo Aguayo confirmaba ayer a este periódico, vía e-mail, que tanto él como su esposa y sus dos hijas estaban bien. Este cineasta, natural de Guadalcázar y afincado en EEUU desde hace una década, era, entre los cordobeses con los que mantiene contacto Diario CORDOBA, quien se encontraba en el lugar más expuesto a la violencia del huracán: Nueva Jersey, área declarada zona catastrófica junto a Nueva York.

A pesar de los apagones, las inundaciones, la paralización de los transportes y otros graves problemas, ninguno de estos cordobeses perdieron el contacto con sus familias. En el barrio de Fátima, Azahara López siempre supo cuál era la situación de su hermano Antonio, bien por teléfono convencional, por el móvil, internet o Whatsapp.

Antonio López, de 28 años, estudia contabilidad en el Bourogh of Manhattan Community College y vio pasar el huracán en su apartamento de Brooklyn, en un edificio histórico que aguantó las embestidas del viento. No como los árboles y el mobiliario urbano. "El gran problema fue el viento y la subida de la marea. Hay árboles caídos por todas partes y el metro no funciona --explicaba ayer Antonio--. Por suerte, mi apartamento y el coche están bien".

Otro de los estados afectados fue Virginia, donde vive la cordobesa, del barrio de Cañero, Sonia Bermejo, en concreto, en el área metropolitana de Richmond, la capital. "Aquí el huracán Sandy nos está dejando mucha lluvia que, aunque no es fuerte, es persistente", explicó. "El viento, unas veces más fuerte que otras, también está azotando --añadió--. Aún sigue lloviendo y haciendo viento pero aquí la situación no ha estado tan mal como en Norfolk, Virginia Beach y Porthmouth, zonas de costa donde ha habido inundaciones, a una hora y media al este de Richmond". Sonia Bermejo es profesora en EEUU, aunque actualmente no ejerce y cuida de su familia.

Para el cordobés Antonio Díaz, profesor de Latín en un instituto de Beaufort, una pequeña localidad de Carolina del Norte, el Sandy no ha sido su primera experiencia con un huracán. En agosto del 2011, el Irene azotó la costa este y el ojo del huracán pasó justo por encima de la zona donde vive. Ahora, el Sandy "ha dejado mucha lluvia, sobre todo en las zonas de los faros", contaba ayer.

Por último, En Massachusetts, "al final fue más el susto", cuenta desde allí Nieves Romero. "El huracán cambió de dirección y se fue para el oeste, en vez de ir hacia el norte que es lo que se pensaba al principio", explica esta cordobesa, profesora de la universidad de Mount Holyoke College, en South Hadley, donde vive con su marido y su hijo. "Veo las imágenes de Nueva York y Nueva Jersey y es impresionante. Como el año pasado tuvimos tan mala suerte con la otra tormenta, aquí se esperaba lo peor. Hoy (por ayer) regresamos todos al trabajo o al colegio", aseguró.