El consumo de comida del mar se ha asociado en el pasado a una supuesta ventaja cognitiva de los sapiens por encima de los neandertales. Los productos del mar aportan sustancias y además son más fáciles de digerir. La energía ahorrada en la digestión se invierte desarrollo cognitivo, así como ocurre con comida cocinada.

«Si el consumo habitual de recurso marino influyó en el desarrollo de capacidades cognitivas, lo hizo en toda la humanidad, incluyendo los neandertales, no sólo en la población africana [de sapiens] que luego se expandió», afirma Zilhao. «Estamos redescubriendo a los neandertales. Somos más conscientes de que nos parecemos a ellos, a nivel económico, social y cognitivo», coincide Palmira Saladié, investigadora del Institut Català de Paleocologia Humana i Evolució Social (IPHES), no implicada en el trabajo.

Sin embargo, «mientras muchos de los yacimientos más antiguos de humanos modernos en África se encuentran en la costa, hay que recordar que los neandertales ocupaban todo el oeste de Eurasia, a millares de kilómetros del mar. Así que no sé cuanto se puede generalizar», matiza Carles Lalueza-Fox, investigador del Instituto de Biologia Evolutiva, no implicado en el trabajo.

El consumo masivo de productos del mar por parte de los neandertales es otro golpe de pico al muro imaginario que los separa de los sapiens. «Los neandertales también son sapiens. Tenemos que dejar de una vez de hablar de dos especies. Estamos hablando de razas de una misma especie», afirma Joao Zilhao. La útima década de hallazgos ha revelado que ambos grupos tienen conductas simbólicas y que los humanos modernos han heredado grandes partes del ADN de los neandertales. Se mezclaron durante un proceso largo.