Cada 29 de febrero, un día que solo existe cada cuatro años, se dedicará a partir de ahora a recordar con actos de homenaje a Margarita Salas, fallecida el pasado mes de noviembre a los 80 años, una mujer pionera en su campo y una de las principales referencias de la ciencia española en las últimas décadas.

Así lo ha anunciado ayer la presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Rosa Menéndez, durante el homenaje que se brindó a Salas en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo en una fecha -29F- que coincide de forma simbólica con el fago 29, el virus al que consagró su trayectoria investigadora,

Este primer homenaje, organizado por el CSIC y el Gobierno asturiano, pone en valor, según Menéndez, la figura de la científica española más emblemática de la historia, una mujer «rigurosa y que buscaba la perfección» y que contaba con una personalidad «sobria, discreta e inteligente».

Su carácter de pionera en un mundo científico copado por hombres hace necesario recordar, a su juicio, a una investigadora «que se ganó el respeto de todos», que defendió «rabiosamente» a lo largo de su trayectoria la necesidad de invertir en ciencia y que enseñó «el camino a seguir en España» en la investigación.

Salas comenzó a estudiar el fago o bacteriófago F29 (phi29) en 1967 y descubrió que una proteína (DNA polimerasa) de este virus era capaz de amplificar el ADN de forma rápida y sencilla, lo que supuso una revolución para la genética molecular y la medicina forense, entre otros campos.

Esa técnica permitió amplificar las muestras más pequeñas de ADN en cantidades suficientes para hacer un análisis genómico completo y que hoy se emplea en diversos campos de la investigación.

Esta patente, obtenido en Estados Unidos en 1991 y en Europa seis años después, ha sido la más rentable de la historia de la ciencia española de forma que solo entre 2003 y 2009 supuso más del 50 por ciento de los beneficios anuales del CSIC.