Los niños pasan por diferentes etapas en las que van surgiendo y desapareciendo diferentes miedos. Es un proceso normal, necesario para su desarrollo, pero que no siempre es bien recibido en casa, ya que rompe las rutinas o las dificulta. Uno de estos miedos habituales es el de irse a dormir, apareciendo hacia los 2 años y desapareciendo al cumplir los 4 o 5 años. Solo necesita paciencia, alguna pequeña pauta de afrontamiento y tiempo para que acabe por desaparecer. Sin embargo, se transforma en un problema si la intensidad se eleva o abarca edades superiores. Es entonces cuando pasa a denominarse 'somnifobia infantil' y puede llegar a ser necesaria la ayuda de un profesional.

No siempre se trata de una fobia como tal, puede ser un miedo evolutivo que se junta con una época de mayor estrés en casa o en el colegio y podemos lograr eliminarlo, pero antes debemos descartar que no exista un verdadero problema.

SÍNTOMAS

Cualquier persona pasa por momentos donde su rutina se desestabiliza. Nos puede costar dormir, tenemos un hambre mayor al habitual o nuestras emociones se encuentran más al límite. El entorno o cómo lo controlamos interfiere, pero no siempre. Puede ser solo una etapa a la que no hay que dar mayor importancia. Con los niños pasa exactamente lo mismo, pudiendo estar en un mal mes o presentar un miedo simple y evolutivo. Pero si la cosa dura más de la cuenta o genera un malestar significativo, hay que analizar los síntomas para buscar la ayuda necesaria.

Los siguientes síntomas aparecen en niños con 'somnifobia infantil':

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Cuando los niños empiezan a negarse a ir a dormir y empiezan a generar cada vez más conductas de evitación, nos planteamos posibles causas relacionadas con el miedo a la oscuridad o a los monstruos. La 'somnifobia infantil' no tiene un foco específico, sino que el mero hecho de estar en su cama es lo que les genera ya ese miedo tan elevado. Razonar con ellos o intentar tranquilizarles no siempre es fácil, no solo por su edad, sino porque las fobias tienen el componente de ser irracionales, tanto en adultos como en niños.

A la hora de poder ofrecer la ayuda como padres, un primer paso cuando los síntomas no son muy elevados, es llevar a cabo diversas estrategias que logren que se supere este miedo, como son las siguientes:

1. Normalizar la situación

Independientemente de que entendamos o no a nuestro hijo y las emociones que tiene, no debemos ridiculizar su miedo o quitar importancia. Lo que siente es doloroso para él o para ella y tiene que sentirse cómodo para poder expresarlo.

2. Generar seguridad

El miedo se combate con herramientas que nos den seguridad con el medio. Como no siempre está asociado a la oscuridad, no podemos buscar simplemente que haya iluminación. Hablar con nuestro hijo nos ayudará a entender de qué forma puede sentirse más seguro para introducir esos elementos en la habitación.

3. Leer

La mejor forma de hacer que los niños entiendan algo y que aprendan herramientas es a través de los cuentos. Buscar libros que nos ayuden relacionados con la temática a tratar es una buena opción. Sentirá que le ocurre a más niños y que puede superarse.

Como padres, debemos dotar a nuestros hijos de las herramientas necesarias para que puedan enfrentarse a los problemas que van apareciendo, como sus miedos. El apoyo, la comprensión o el cariño harán de base para que se sientan seguros. Solo desde ahí, darán los pasos necesarios parar superar obstáculos como la 'somnifobia infantil'.