"Cada año importa. Cada acción importa". El IPCC, la institución científica de referencia sobre el cambio climático, resume en este lema lo que se necesita para contrarrestar este fenómeno.

El filósofo Matthew Liao, ponente de un acto organizado ayer en Barcelona por El Periódico y BBVA Open Mind, estuvo de acuerdo en que no se puede descartar ninguna solución, debido a la urgencia del problema.

BBVA Open Mind, una comunidad de internet impulsada por el BBVA que cuenta con más de 300 expertos y un millón de visitas mensuales, ha publicado este año un libro colectivo que pide una "nueva ilustración" ante problemas tan trascendentes como el cambio climático.

"Quizá deberíamos hablar de colapso climático", escribe en ello el climatólogo de la NASA Peter Kalmus. Según Kalmus, el alarmismo está justificado. La Tierra ya está 1,1 grados por encima de la temperatura preindustrial y entre 2015-2019 ha ocurrido el periodo de cinco años más cálido desde que hay registro, según el informe United in Science de Naciones Unidas.

Las consecuencias del calentamiento están ocurriendo antes y más intensamente de lo previsto, según el informe. Los incendios, olas de calor e inundaciones extraordinarios de los últimos años son una prueba de ello. Los seis huracanes atlánticos más devastadores ocurrieron después del 2005. El mar subió entre 3 y 4 centímetros en la década pasada. En el 2017, un buque mercante atravesó el Ártico por primera vez sin necesidad de rompehielos.

Si no se hace nada, la Tierra llegará a 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales entre el 2030 y el 2050, según el IPCC. Entonces, las consecuencias más devastadoras del cambio climático tendrán una probabilidad significativa de ocurrir.

ACCIONES INMEDIATAS

Para evitar este escenario, habría que invertir inmediatamente (idealmente, durante el 2020) la tendencia al alza de las emisiones de gases de efecto invernadero, principales responsables del calentamiento global. "Es probable que los próximos años sean los más importantes de la historia", dijo Debra Roberts, destacada investigadora del IPCC.

No faltan motivos de esperanza. El estado de California está en la cabeza de promoción de energías renovables. China, Noruega e Irlanda apuestan fuertemente por el vehículo eléctrico. El coste de las energías renovables está cayendo y su capacidad creciendo con porcentajes de dos cifras.

Sin embargo, "aunque la sensación de urgencia aumenta, sigue muy por debajo del nivel requerido", escribe Kalmus. "La humanidad necesitaría convertir la acción climática en su principal prioridad y ponerla incluso por delante del crecimiento económico", prosigue.

Según este experto, las medidas más efectivas son aplicar impuestos sobre las emisiones "a la civilización le sale carísima la contaminación, pero contaminar sigue saliendo gratis", escribe y reducir el consumo de energía por medio de regulaciones.

Kalmus, por otra parte, desconfía de los "apaños tecnológicos". Invenciones todavía especulativas -como las técnicas para absorber CO2 de la atmósfera o la geoingeniería (modificación de la atmósfera y del mar para que absorba más CO2)- no aportan soluciones seguras.

En última instancia, el climatólogo y autor de BBVA Open Mind clama por una "nueva ilustración". Eso implica rechazar los consumos que no tienen en cuenta sus efectos en la Tierra y en los propios humanos. La idea de crecimiento exponencial es inviable, según Kalmus. Es necesario "tratar a la Tierra y a sus seres como nos gustaría que ella y ellos nos trataran a nosotros", concluye.