Si no se toman medidas, la región mediterránea cambiará radicalmente en apenas una generación. La cuenca puede superar un punto de no retorno en menos de 20 años, con costas inundadas, olas de calor y una merma de alimentos y agua que daría lugar a crisis y migraciones. Eso, a menos que se tomen acciones decididas de reducción de emisiones y adaptación al cambio climático.

Este es el escenarios dibujado por un estudio presentado este jueves en Barcelona por un grupo de expertos (MedECC), amparados por la Unión por el Mediterráneo. Los 80 científicos han condensado cuatro años de trabajo en el mayor informe sobre la región.

Su primer mensaje es que el cambio climático no es asunto de osos polares. La cuenca mediterránea se calienta el 20% más rápido que el resto del planeta. Su temperatura ya supera en 1,5 grados los niveles preindustriales (el promedio global es de 1,1 grados). Esta diferencia alcanzará los 2,2 grados en 20 años -por encima del umbral de los riesgos incontrolables- si no hay medidas de mitigación.

Este nivel de calentamiento implica una subida del nivel del mar de entre medio metro y dos metros para el 2100, lo que borraría partes importantes de la costa. Esta generación ya se vería expuesta, con una frecuencia sin precedentes, a olas de calor, sequías, fuegos e inundaciones.

El impacto alcanzaría también la disponibilidad de agua potable (hasta un 15% menos) y de comida (cultivos emblemáticos, como la vid, y fuentes de alimento como la pesca). Eso generaría conflictos y migraciones en las zonas y grupos más vulnerables.

Finalmente, la inacción ante el cambio climático tendría un efecto directo en la salud en la región. Eso incluye las bajas causadas por las olas de calor, más alergias y enfermedades infecciosas hoy ausentes.

Los tiempos del informe dejan poco margen. Según estudios recientes, hacen falta medidas drásticas para invertir la tendencia al alza de las emisiones globales para el 2020, si se quiere mantener el calentamiento debajo de 1,5 grados.