Una escuela de niñas en Melbourne (Australia) está retirando sus contenedores de basura y obligará a los 1.4000 estudiantes a utilizar contenedores de almuerzo reutilizables o llevarse con ellos a casa cualquier desperdicio que produzcan durante el día a partir de la próxima semana. La institución quiere alentar a los padres a comprar menos artículos empaquetados, según informa 10 Daily.

Al igual que cuando vas a un parque nacional en Australia, eres responsable de sacar los desperdicios que ingieres”, ha explicado a The Guardian Australia, Karen Money, la directora de Melbourne Girls’ College, la cual espera que la medida aliente a las familias a pensar de manera más sostenible sobre los almuerzos escolares y a comprar comida con menos envases de plástico.

La escuela establecerá un sistema de fichas con premios para recompensar a los estudiantes que usan envases reutilizables. Los alimentos que no se han comido irán a los contenedores de compostaje y la escuela continuará reciclando el papel de aulas y oficinas, y pondrá contenedores sanitarios en los baños. Money cree que su colegio podría ser el primero en Australia en adoptar una prohibición de la basura.

"EVITAR, REUTILIZAR, RESPONSABILIZAR"

Un profesor de la escuela, Andrew Vance, ha explicado que el equipo de sostenibilidad de la escuela lo ha estado consultando con padres y estudiantes sobre la idea durante seis meses. Vance enseña biología marina y sus estudiantes han estado aprendiendo sobre el impacto de la contaminación plástica en los océanos y ríos.

"Durante todo el mes de julio no hemos utilizado plástico... Si no podías evitar el plástico, tenías que llevarlo en tu bolsa. ¿Cómo se obtiene la pasta de dientes en un mundo libre de desechos? Le enseña a los estudiantes a pensar de manera innovadora", ha expresado Vance. Según Guardian Australia la escuela había auditado su basura y en 2018 produjo 954 metros cúbicos de residuos, cuya eliminación costó casi 8.000 euros.

“Evitar, reutilizar, responsabilizar son nuestras etiquetas para el proyecto. Estamos enviando un mensaje a los fabricantes de que nos gustaría que las cosas que compramos estuvieran menos empaquetadas y en envases biodegradables”, ha explicado Paula McIntosh, una profesora de Melbourne Girls’ College al diario.

“Todo podría irse al inferno. Pero tenemos que intentarlo”, ha explicado McIntosh a The Age. Sin embargo, la profesora reconoce que los desperdicios que los estudiantes se llevan a casa pueden terminar en un contenedor de todos modos, pero que el objetivo del programa es “conseguir tanta gente como podamos para evitarlo”.