Ya apuntaron maneras a principios de curso y ahora tienen todos los números para lograr el triplete. Los patinetes eléctricos y artilugios similares son los favoritos para convertirse en el regalo estrella del Black Friday, de Papá Noel y de los Reyes Magos, pero ojo, la desbordante eclosión de este fenómeno de la movilidad ha llevado a tomar cartas en el asunto a la DGT. Motu proprio y a petición de varios Ayuntamientos, Tráfico prepara un reglamento para poner orden en este tipo de vehículos. Por ejemplo, con una clasificación de vehículos que, en algún caso, conllevarán la necesidad de ser matriculados, con el consiguiente incremento del desembolso final para que puedan circular por las vías urbanas. Esta normativa tiene que pasar primero por los diferentes trámites parlamentarios y, como pronto, entraría en vigor el próximo mes de julio.

En estos momentos nada varía en el proceso de adquisición de uno de estos ciclos. Sin embargo, cuando se apruebe el reglamento, algunos deberán tener una certificación expedida por un laboratorio oficial, otros deberían estar homologados y matriculados como si de un ciclomotor se tratara, y otros deberán salir de la circulación en vías abiertas al trafico por no cumplir ni la normativa de homologación ni los requisitos exigidos para su certificación y registro.

Los planes de la DGT pasan por establecer cuatro categorías: juguetes, vehículos de movilidad personal, bicicletas eléctricas y vehículos categoria L1e. Cada uno de ellos deberá cumplir una serie de requisitos que, a su vez, permitirán a España adecuarse al reglamento europeo 168 /2013 que establece una serie de normas de fabricación y homologación para este tipo de productos.

Con esa intención se pretende que los conocidas como hoverboard sigan siendo considerados como juguete, aptos por tanto para menores, con una velocidad máxima de 6 kilómetros por hora y sin ninguna condición diferente respecto de la actualidad.

En segundo lugar se encuentran las segway, las ruedas o monociclos eléctricos y los modelos que se están llevando la palma, los patinetes eléctricos más habituales en las calles. Con velocidades máximas de entre 10 y 25 kilómetros por hora dependiendo de la vía, estos vehículos deberán tener una identificación y una certificación, aunque eso tampoco supondrá gran impedimento para el usuario final: deberá ser el fabricante quien obtenga la certificación antes de la venta de un modelo.

En cuanto a las bicicletas eléctricas, que conformarán el tercer grupo, las normas también serán las que rigen para ellas en la actualidad con la misma salvedad que afecta a los patinetes eléctricos, la necesidad de una certificación por parte del fabricante.