Una patente concedida al CSIC en Granada ha sido la base científica para la creación de Alofisel, medicamento pionero que permite tratar una de las complicaciones más serias asociadas a los enfermos de Crohn, las fístulas anales, que hasta el momento sólo podían ser abordadas con cirugía en muchos pacientes. El equipo que ha logrado este avance está liderado por Mario Delgado, investigador del Instituto de Parasitología y Biomedicina López-Neyra (IPBLN), centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Granada. Este medicamento, desarrollado por Tigenix, empresa recientemente adquirida por la farmacéutica japonesa Takeda, fue aprobado para su comercialización por la Agencia Europea del Medicamento el pasado mes de marzo y más recientemente ha obtenido el Premio Galeno en la categoría de Terapia Avanzadas, reconocimiento otorgado en Italia y considerado el Nobel de la industria farmacéutica.

El principal hallazgo de Alofisel, que lo convierte en un tratamiento pionero y único en Europa, es su carácter «alogénico», es decir, que tiene como principio activo el uso de células madre de tejido adiposo de donantes no relacionados con los futuros pacientes. Delgado ha explicado que, hasta ahora, la terapia celular en general estaba diseñada para usar células del mismo paciente, lo que es conocido como un tratamiento «singénico». Con este nuevo enfoque de tratamiento, la célula madre se convierte en un medicamento como cualquier otro y lo puede producir una farmacéutica en grandes cantidades y distribuirlo a cualquier lugar del mundo. En este caso, al ser de tejido adiposo o grasa, se pueden además conseguir muchos donantes en el mundo occidental a través de las liposucciones, lo que rompe las barreras de la terapia celular.

Algunos expertos del campo, cuando se aprobó este tratamiento en Europa, lo calificaron como descubrimiento de la década para estos pacientes de Crohn, informó ayer el CSIC. El resultado de investigación de Delgado que fue licenciado como patente por el CSIC a Tigenix/Takeda y que permitió el posterior desarrollo de Alofisel, fue el descubrimiento de que ciertas poblaciones de células madre presentes en el tejido adiposo podían actuar como agentes reguladores del sistema inmunitario. Esos efectos inmunoreguladores podían utilizarse para prevenir, tratar o mejorar enfermedades autoinmunitarias, trastornos inflamatorios y enfermedades mediadas inmunológicamente, incluyendo rechazo de tejidos y órganos trasplantados.

«Describimos que estas células madre no solo tenían capacidad regeneradora, que era para lo que se estaban usando en ese momento, sino que además podían regular respuestas inflamatorias y autoinmunes», explicó. El equipo hizo todo el desarrollo preclínico que representó la primera novedad de la investigación, mientras que la segunda fue lo que ha cambiado definitivamente el uso de estas células, la posibilidad de usarlas de forma alogénica, entre donantes y pacientes no relacionados.

Los detalles sobre el proceso de este medicamento fueron dados a conocer ayer por el propio investigador en la sede de la Fundación Pública Andaluza PTS, junto al patrono delegado de esta entidad y delegado de Conocimiento y Empleo, Juan José Martín Arcos, quien subrayó el «potencial innovador» del Alofisel.