Mi vida es una basura de errores, de mierdas detrás de mierdas. En mi infancia no tuve muchos amigos. Cuando cambié de colegio, los mayores se aprovechaban de mí, me pegaban, me humillaban y llamaban maricón. La única manera que he tenido para reaccionar ha sido la violencia. Tenía que defenderme y no sabía cómo». Así comenzó su declaración Patrick Nogueira, acusado de matar brutalmente a sus tíos, Marcos y Janaina, y a sus primos, David y Carolina, el 17 de agosto del 2016 en su casa de Pioz (Guadalajara). En una versión radicalmente distinta a las anteriores, Patrick, hijo de un radiólogo y una profesora de inglés de los que seguía viviendo holgadamente gracias a la paga de 3.000 euros mensuales que le ingresaban desde Brasil, contestó solo las preguntas de su abogada para presentarse como una víctima de «una infancia regular» que, con los años, fue a peor: «Como fui rechazado por otros niños, mi escenario de vida cambió de andar con pijos a andar en la calle con traficantes».

El acusado, que acudió a la vista iniciada ayer en Guadalajara muy cambiado físicamente, con gafas y vestido con camisa azul y pantalones claros y se mantuvo atento y cabizbajo durante toda la sesión, se mostró por primera vez arrepentido ante el jurado: «Me gustaría haber evitado que todo eso ocurriera, pero lo único que puedo hacer hoy es pedir perdón».

Nogueira introdujo en su declaración dos datos sobre los hechos que nunca había mencionado hasta el momento. Por un lado, aseguró que tanto su tía como su tío «se defendieron» antes de que él los apuñalara: «Con Janaina, ella estaba limpiando los platos, yo los secaba, mientras hablábamos me entró las ganas, me fui contra ella, me dio un mordisco en la mano y en ese momento le clavé (la navaja) en el cuello. Estábamos cara a cara hablando», afirmó en clara contradicción con lo manifestado durante la fase de instrucción, cuando declaró tener lagunas de memoria sobre cómo había perpetrado los asesinatos. «Con Marcos, estábamos en el jardín hablando, fuimos hablando hasta el pasillo, él intento quitarme la navaja, forcejeamos y caímos al suelo ambos. No sé cuantas puñaladas le di porque fue muy rápido», añadió.

«ME PEDÍA DINERO» / Por otra parte, mencionó un supuesto móvil para tratar de justificar sus crímenes, arremetiendo contra sus tíos: «Marcos me pedía dinero, mis padres también le enviaban dinero. Hasta que un día me negué a seguir dándole y me amenazó. Me dijo que si no le daba 6.000 euros me iba a denunciar a extranjería porque yo estaba irregular para que volviera a Brasil». Según su declaración, su tío y él discutieron y entonces el hombre y su esposa decidieron mudarse de casa y ciudad sin él. «Me sentí un tonto de mierda, yo les había ayudado pagando ropa, pañales para los niños... y ellos me dejaron a deber hasta la luz y el agua». Y declaró que, poco antes de los asesinatos, «mi tío Marcos le contó a mi familia de Brasil mentiras sobre mí, como que yo usaba drogas, llegaba borracho a casa y no colaboraba en nada, fue el colmo».

Por su parte, la fiscal jefe de la Audiencia de Guadalajara, Rocío Rojo, calificó al supuesto asesino de «calculador» y dejó claro que actuó fríamente y con predeterminación. «De arrebato, ninguno», dijo, y señaló que se preparó para cometer los crímenes que planificó de forma «fría, calculada y premeditada».