“¿No es más cierto que el 31 de enero del 2013 usted y su mujer se fueron a un hotel a Mallorca?", le ha espetado este martes el fiscal a Fernando Blanco, el padre de Nadia Nerea, que ha empezado a ser juzgado, junto con su mujer, por presuntamente estafar 1,2 millones de euros a centenares de personas esgrimiendo que a su hija le quedaban pocos años de vida porque sufría una enfermedad rara, la tricotiosdistrofia. El acusado no se lo esperaba y ha contestado: "No me acuerdo". La acusación ha rematado: "Si estaba en Houston [operando a su hija], no estaba en Mallorca". El progenitor no se ha molestado ni a desmentirlo: "Si usted lo dice". Sin más.

Blanco ha seguido en sus trece en afirmar que viajó al extranjero para buscar tratamiento para su hija, y para poder operarla haciéndole una punción en la nuca. “Le sacaban genes, los manipulaban y se les metían otra vez”, ha explicado durante el juicio que se está celebrando en la Audiencia de Lleida. El fiscal, que reclama seis años de prisión para el matrimonio, ha acorralado con su interrogatorio al padre de Nadia que ha exculpado a su mujer, Margarita Garau.

El progenitor ha admitido que era él quien se encargaba de la asociación constituida para recaudar fondos y de la gestión de las donaciones y su mujer del cuidado de Nadia, porque “no podía quedarse nunca sola”. El padre de la pequeña ha sostenido que su mujer no iba con él al extranjero para los “tratamientos experimentales” que le hacían a Nadia. Ella, según su versión, “no estaba de acuerdo” con esos métodos y “no me hubiera dejado que se lo hiciese a la niña”. Margarita Garau ha usado argumentos similares y ha relatado al tribunal que la gestión del dinero la llevaba su marido

El acusado no ha aportado prueba alguna sobre estos desplazamientos y los supuestos tratamientos. “¿Iba usted a Brasil?, le ha preguntado el fiscal “Sí”, ha contestado Blanco. “Iba a través de Francia y Turquía”, ha agregado. ” ¿Y no le sellaban el pasaporte?”, ha apretado la acusación. “Ah, no sé”, ha insistido sin ruborizarse. Después insinuó que era vuelos privados organizados por las clínicas. Uno de los mossos, al final, resolvió el enigma: ni Blanco ni su hija tienen pasaporte. El agente explicó, además, que dos de los nombres de los hospitales de Houston que les dió el acusados no existen.

"Inminencia de muerte"

Blanco ha repetido una y otra vez que la vida de su hija todavía corre peligro y que se había gastado unos dos millones de euros en tratamientos. “Sigue teniendo inminencia de muerte”, ha sostenido. “A Nadia le hacían operaciones genéticas”, ha dicho en varias ocasiones. “Me dieron información científicos americanos (….) Hay fotos en Houston y en Disney en Orlando con mi hija”, ha recalcado. La policía concluyó que las fotos de Disney eran de Paris. "También fui a Francia a operar a la niña. He estado en los dos parques", ha replicado el progenitor. Los informes de los médicos que trataron a la menor, ha detallado, se los enseñó a los medios de comunicación cuando lo entrevistaron. Sin embargo, nunca han aparecido.

El padre de Nadia ha negado que hubiera comentado en una entrevista que tuviera cáncer de páncreas, pero que no se trataba a raíz de que todo el dinero recaudado iba para su hija. “Yo no he dicho eso”, ha incidido. También ha desmentido que intentara huir en diciembre del 2016 tras estallar el escándalo, sino que fue a Toulouse (Francia) para ver a un médico con la intención de convercerle para que le ayudara a desmostrar que su hija había seguido tratamientos médicos. “Los medios de comunicación organizaron una cacería", ha asegurado.

Con cara apenada, Margarita Garau, la madre de Nadia, ha declarado que era su marido quien le decía que su hija había sido operada y que ella nunca viajó con él cuando se procedía a las intervenciones. "A los tratamientos no he ido nunca", ha dicho. Sobre el viaje a Houston, ha explicado que se lo contó su esposo. Eso sí, ha reconocido que a la menor nunca le vio una punción en el cuerpo, pero que tampoco la buscó porque se creía a su marido. "Él quería crear un equipo de investigación en España", ha afirmado. Ha precisado que la niña, que ahora vive en Mallorca con unos tíos maternos y ella solo la puede ver dos días a la semana, "ha empeorado en los últimos años por el cambio de no estar con su mamá y está loca con su papá". Y ha explicado que se intentó devolver el dinero a los donantes, pero que se las cuentas fueron bloqueadas por orden judicial.

La asociación, una excusa

El fiscal sostiene que los padres de Nadia crearon una asociación con el nombre de su hija con el "ánimo de obtener un lucro patrimonial ilícito" a partir de la situación de la menor. Esta entidad, según la acusación, no fue más que "una excusa para recaudar fondos con la intención de destinar el dinero a su propio consumo y ocio".

Para conseguir su propósito, entre el 2010 y el 2016 el matrimonio concedió numerosas entrevistas en medios de comunicación, "haciendo participar a su hija en actos benéficos con público en directo". También usaron como "ardides [a sabiendas de su falsedad] diversos argumentos, como la necesidad de sufragar tratamientos médicos para su hija o intervenciones quirúrgicas en Estados Unidos ante el riesgo inminente de su muerte". El padre de la menor mantuvo que su hija había recibido no solo tratamiento en ese país sino en otros como Guatemala, Rusia, Finlandia y Francia. Incluso, que él y su hija habían estado un mes en Afganistán, "bajo las bombas", para localizar la supuesta cueva donde se escondía uno de los mayores expertos del planeta.

Blanco está en la cárcel desde que fue detenido en diciembre del 2016. Su abogado ha pedido durante el juicio ue su cliente pudiera dormir en un hotel custodiado por la policía durante los días del juicio. El presidente del tribunal ha mostrado su extrañeza ante esta solicitud, realmente inédita, y la ha rechazado de plano. Los magistrados también han inadmitido las peticiones de nulidad del proceso.