Cumple condena de 18 años en la cárcel de Brians (Barcelona) por uno de los crímenes más perversos de los últimos años. Con una peluca y un DNI, Mari Ángeles Molina, alias Angie, se hizo pasar por su amiga, Ana Páez, para firmar en su nombre préstamos y seguros de vida por casi un millón de euros en Barcelona. Luego, el 19 de febrero de 2008, la asfixió con una bolsa de plástico en un piso alquilado por horas y simuló un crimen sexual: pagó a dos gigolós para que eyacularan en un recipiente y luego introdujo ese semen en el cuerpo sin vida de su amiga. Ahora, Angie podría librarse de otra muerte extraña, la de su marido, Juan Antonio Álvarez, ocurrida en 1996 en Canarias. Tras nuevas pruebas, la justicia había reabierto la investigación sobre aquel suceso y había imputado a Angie el año pasado.

Ahora, el juzgado número 3 de San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria) ha archivado provisionalmente la causa. La acusación ha recurrido la decisión porque ni siquiera "se han practicado todas las diligencias necesarias para el esclarecimiento de los hechos".

Declaración desde la cárcel

El año pasado, la policía y el juez sí vieron múltiples "indicios incriminatorios por parte de Angie" en la muerte del empresario después de que un informe presentado por el criminólogo Félix Ríos, presidente de la asociación Laxshmi para la lucha contra el crimen y la prevención, que ejerce la acusación popular, consiguiera reactivar el caso. De hecho, el pasado mes de noviembre, Angie tuvo que declarar como investigada desde la cárcel.

Juan Antonio Álvarez, un hostelero argentino de 41 años, falleció en su casa de Maspalomas (Gran Canaria) el 22 de noviembre de 1996 tras jugar un partido de pádel. Fue Angie, su entonces esposa, quien descubrió el cadáver al día siguiente, tras regresar con la única hija del matrimonio de uno de sus viajes a Barcelona. El cadáver del hombre fue encontrado desnudo, junto a una toalla húmeda, como recién salido de la ducha. La autopsia reveló que murió envenenado con ion fosfato, un tóxico presente en productos de limpieza y fertilizantes. La muerte se cerró entonces como un suicidio.

Le robaron la cartera

La familia y los amigos del empresario ya dudaron entonces de que se hubiera quitado la vida y apuntaron a Angie, su viuda, quien especuló ante la policía con la posibilidad de que su pareja hubiera sufrido un robo en casa o incluso un rocambolesco accidente: "Cuando se tomaba un medicamento, lo hacía de golpe y porrazo. En mi casa había calgón [un producto que elimina la cal de las lavadoras]. Si quedaba poco, se traspasaba a un bote de cristal. Él no lo sabía y puede que, al estar al lado de la tostadora, se confundiera [y lo tomara] pensando que era sal de frutas".

Veinte años después del suceso, con Angie ya condenada por el asesinato de su amiga en Barcelona, el informe forense presentado por el criminólogo Ríos hizo que el juzgado se replanteara el caso. Su trabajo apuntaba a que Angie "pudo rellenar al menos una de las cápsulas vitamínicas que tomaba su marido para hacer deporte".

La policía tomó declaración de nuevo al que entonces era el entorno de la pareja y descubrió que, dos meses antes de la muerte de su marido, Angie ya había matriculado a su hija en un colegio de la capital catalana. Ambas se trasladaron allí poco después de que el hombre falleciera. También, que el empresario había decidido separarse, según la declaración de una amiga del matrimonio: "Juan me comentó que ella era una compradora compulsiva y se gastaba el dinero en el casino. Discutían cada día. Poco antes de morir, él contrató a un detective para que investigara a Angie y descubrió que tenía encuentros con otros hombres y que se prostituía. Me dijo que tenía pensado ir a ver a un abogado y que iba a arruinarla por haberle sido infiel".

Esa misma mujer declaró que Angie había conocido a otro hombre en Barcelona, un ingeniero químico con el que mantenía "una relación esporádica durante su matrimonio con Juan". La policía lo localizó y le tomó declaración. Ese hombre llegó a afirmar que Angie "se quedó embarazada de mí, pero abortó, aunque no sé dónde lo hizo porque quiso ir sola". La asociación Laxshmi critica en su recurso que el juzgado canario no haya citado al supuesto amante de Angie para que aporte más datos, ya que "su testimonio podría ser fundamental por ser una persona con conocimientos más que suficientes para enmascarar una sustancia, que mantenía una estrecha relación con la acusada".

La viuda cobró 40 millones

Tras la extraña muerte del empresario, Angie, su viuda, se embolsó más de 40 millones de pesetas por la herencia y la venta de propiedades y acciones. Lo que no pudo cobrar, según los investigadores, fue el seguro de vida que el argentino tenía a su nombre y que excluía el pago en casos de suicidio. Pero lo intentó. Tras el suceso, Angie atribuyó lo ocurrido a que su marido pudo sufrir un robo y aseguró que la cartera negra del hombre, un reloj Rolex y una mascota de la familia, habían desaparecido de su casa. La cartera del hombre apareció, doce años después, en el piso de Angie en Barcelona cuando fue detenida por el otro crimen. "Este indicio es suficientemente contundente como para inculpar a la investigada", afirma la acusación en su recurso presentado ante el juzgado. Fuentes de la acusación lamentan también el "retraso" en la emisión de un documental sobre el caso rodado para TVE en el que, dicen, se aportaban "datos inéditos" que avalaban que el hombre había sido asesinado.

La asociación también critica que el juez, a pesar de aceptar el informe sobre cómo habría cometido Angie el supuesto envenenamiento de su marido, "no haya permitido que nuestro perito médico forense pudiera dar su interpretación de la muerte, coincidente con la de la policía y la de nuestro perito criminólogo". También, que el juzgado autorizara destruir las sábanas de la habitación en la que murió el empresario, ya que "ahora se podría analizar el vómito del fallecido" y hallar datos sobre los restos o "costras" que los forenses encontraron en ellas en su día. La acusación entiende que esos restos procederían de la cápsula con la presuntamente fue envenenado el hombre.